Un diseñador y una fotógrafo decidieron emprender esta empresa dedicada a crear productos biodegradables de moda y tecnología.
Fotos: Alejandro Matías.
Ni Melissa Tovar y Juan Carlos Muñoz, dirigentes de este emprendimiento, pensaron que una maquina tridimensional les traería aquellos recuerdos nostálgicos cuando veían televisión y querían tener alguno de esos reconocidos personajes en manos, como "un juguete".
"La nostalgia fue el principal motor detrás de todo esto, creo que todo el mundo alguna vez ha querido crear sus propios juguetes", apuntó Juan a la espera que la maquina termine de hacer una de las obras maestras.
Entre los aretes, accesorios, cadenas o cualquier manualidad que realizan, se destaca uno que a los adultos les encanta: los dinosaurios.
"El material número uno de nosotros son los dinosaurios, ¿A quién no le gustan los dinosaurios?, Tanto los niños como los grandes los quieren. Los dinosaurios nos traen recuerdos magníficos de cuando estábamos de niños y esas sensaciones que ahora están en nuestras mentes", recordó Muñoz con melancolía.
Definir los otros rangos de su público no fue para nada sencillo al comienzo, en especial cuando se tenía que pensar en todas las edades.
"La segmentación fue complicada porque lo que hacemos tiene un rango amplio, por eso acá vienen personas de 25 a los 35 hasta los 50 y 60 años a buscar las macetas, las lamparas y toda clase de adornos para la casa. Para las mujeres se hicieron cosas más jóvenes", aclaró el hombre.
La empresa de Tovar y Muñoz es uno de los emprendimientos invitados al jardín mágico este fin de semana en los alrededores de la Galería Plaza de la Paz.
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