El Día Mundial del Agua se celebra cada 22 de marzo para recordar la relevancia de este líquido esencial que conforma la mayoría del territorio del planeta Tierra. En este marco Las Naciones Unidas lanzó un nuevo informe y este año el Día Mundial del Agua trata de lo que significa el agua para las personas, su verdadero valor y cómo podemos proteger mejor este recurso vital.
Sin duda el agua potable ha sido uno de los recursos mas apreciados para combatir la pandemia del COVID-19, el cual es además es único e insustituible y es base de la vida, las sociedades y las economías. El acceso a ella es también un derecho humano; sin embargo, según la ONU, 2.200 millones de personas carecen de este acceso.
“La falta crónica de inversión en agua y saneamiento perjudica a una cantidad ingente de personas. Esto es inaceptable”,
dijo este lunes el Secretario General de las Naciones Unidas con motivo del Día Mundial del Agua.
Esta celebración tiene por objetivo concienciar acerca de la crisis mundial del agua y la necesidad de buscar medidas para abordarla de manera que se cumpla con el Objetivo de Desarrollo Sostenible No 6: Agua y saneamiento para todos antes de 2030. António Guterres añadió que si no se cuadruplican los esfuerzos e inversiones, no se podrá cumplir con esta meta.
Como parte de la jornada, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) publicó el Informe de la ONU sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos Mundiales 2021, que atribuye el descuido y desperdicio del agua a que generalmente se piensa en ella sólo en términos de costo, sin percibir el inmenso valor que tiene y que ningún precio puede reflejar.
Factores como el crecimiento de la población, las crecientes demandas de la agricultura y la industria, y el empeoramiento de los impactos del cambio climático, son algunos que amenazan constantemente este recurso, sin embargo la UNESCO afirmó que una de las amenazas mas grandes es la falta de conciencia del valor sobre este líquido que nos mantiene vivos y con calidad de vida.
Se sugiere que cuando se estudian grandes proyectos de infraestructura, no se subestimen sus consecuencias sociales, culturales y ambientales. Por tanto, un enfoque de costo-beneficio requiere considerar los diferentes “valores” del agua. Por ejemplo, se sabe que proporcionar acceso universal al agua potable y el saneamiento en 140 países de ingresos bajos y medianos costaría $ 114 mil millones por año, según lo que afirma la entidad internacional, mientras que los múltiples beneficios sociales y económicos del agua potable son difíciles de evaluar.
La UNESCO afirma que la forma en que valoramos el agua determina cómo se gestiona y se comparte.
El valor del agua es mucho más que su precio: el agua tiene un valor enorme y complejo para nuestros hogares, la cultura, la salud, la educación, la economía y la integridad de nuestro entorno natural. Si pasamos por alto alguno de estos valores, corremos el riesgo de gestionar mal este recurso finito e insustituible.
El estudio “El valor del agua” evalúa el estado actual y los desafíos para la valoración del agua en diferentes sectores y perspectivas e identifica formas en las que esta valoración puede promoverse como una herramienta para ayudar a lograr la sostenibilidad.
La UNESCO enfatiza la diferencia entre el precio, el costo y el valor del agua y argumenta que no se trata de una materia prima que pueda tratarse como un producto de consumo y negociarse en el mercado de valores.
“Esta falta de conciencia sobre su papel clave para la existencia misma es la principal causa de su mal uso y desperdicio. Reconocer, medir y expresar el valor del agua e incorporarlo en la toma de decisiones son fundamentales para lograr una gestión sostenible y equitativa de los recursos hídricos”, subraya el informe.
El informe comenta que el reto entonces, consiste en asignar un valor justo a un recurso cuya importancia varía según los ámbitos de la actividad económica y los periodos, y que tiene en cuenta su dimensión social, medioambiental y cultural
El informe recuerda que es un recurso necesario para la producción de alimentos, la generación de electricidad y diversos usos industriales, entre muchos otros usos humanos. Sin embargo, su valoración en términos de dinero infravalora o ignora aspectos difíciles de traducir en una cantidad monetaria. Adviertiendo que la tendencia del mundo moderno ha sido reducir el agua a su aspecto económico
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Como ejemplo de esta imposibilidad cita los 443 millones de días escolares que se pierden cada año por enfermedades relacionadas con el agua.
Además, se refiere al rechazo de algunas sociedades o comunidades a otorgar un cariz económico a un líquido que es parte de la naturaleza y que sostiene la vida o que forma parte intrínseca de concepciones culturales o religiosas, como ocurre con algunos ríos o lagos sagrados.
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