La Selección Colombia perdió el invicto y el partido definitivo ante Argentina, luego de 210 minutos de intenso fútbol.
En un lunes que debería haber sido de celebración y júbilo, los colombianos despertamos con un sabor amargo en el corazón. La derrota de la selección Colombia en la final de la Copa América ante Argentina ha resonado en cada rincón del país. Desde las calles bulliciosas del barrio Abajo hasta las tranquilas residencias en el norte de Barranquilla se siente una atmósfera de tristeza contenida por el resultado adverso de la noche del domingo.
La noche del domingo fue una montaña rusa de emociones. Los aficionados de la 'tricolor' se habían reunido con familiares y amigos para ver el partido, ilusionados con la posibilidad de levantar la segunda Copa América de la historia. Sin embargo, la realidad fue cruel. El gol en el tiempo extra del argentino Lautaro Martínez enmudeció el ambiente de alegría que se vivía, y aunque Colombia luchó con valentía, no logró igualar el marcador.
Por las calles, los comentarios eran variados pero todos compartían un sentimiento común: el desconsuelo por la oportunidad perdida. La semana inicia con un sabor amargo para los colombianos, en las calles, en los mercados, en las tiendas de la esquina la conversaciones giran en torno a los momentos clave del partido, al errores cometido que costó la dura derrota y a las decisiones que podrían haber cambiado el destino del encuentro.
"Siento tristeza porque esperábamos una victoria. Sin embargo queda la satisfacción de que la selección la dio toda, luchó hasta el final y nos ilusionó a todos los colombianos", dijo Vanessa Villa, quien observó la final en compañía de su familia.
En los medios de comunicación, los titulares son el reflejo de la ilusión colectiva. Los análisis tácticos se mezclan con opiniones apasionadas de expertos y aficionados que aun tratan de encontrar explicaciones y consuelo en medio de la tristeza que genera esta dura derrota.
Sin embargo, entre la melancolía, también hay un destello de orgullo. Orgullo por el esfuerzo de los jugadores, por la entrega mostrada en cada minuto del partido y por la representación digna de Colombia en el torneo.
"Fuimos uno de los equipos que mejor jugó, fuimos protagonistas, buscamos el arco de frente. Nos pasó factura un error, pero los muchachos hicieron un gran papel, se mataron y les dije que tienen que irse con la frente alta", dijo el entrenador Néstor Lorenzo tras esta caída inesperada.
Así, mientras la semana comienza con un peso en el corazón, también se enciende la esperanza de que vendrán más oportunidades, más torneos y más momentos para celebrar. Porque aunque la tristeza persiste, el amor por la selección Colombia y por el fútbol nunca se apagará.
"Es doloroso lo que estamos viviendo, pero nos aferraremos a Dios, para que nos de esa fortaleza mental, dimos todo, esto es fútbol, el fútbol pasa y la vida continúa", precisó el delantero Miguel Ángel Borja.
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