Por Alberto Ortega Manzanares
Más de 30 mangles fueron plantados por los asistentes al evento solidario organizado por el Grupo Cohesión. Los responsables explicaron las características del ecosistema antes de poner al grupo a sembrarlos. Tras plantarlos, comenzó un paseo por la ciénaga en lancha. Así pues, quienes acudieron no solo disfrutaron, sino que también se concienciaron sobre el patrimonio ecológico de Barranquilla.
Nadie conoce la ciénaga
“¿Quiénes de ustedes han visitado antes la ciénaga?” Sorprendentemente, ninguno de los participantes del encuentro levantó la mano. Llegaron todos sobre las 8:30 de la mañana del lunes 14 de noviembre. Algunos se retrasaron al perderse en la zona de La Playa. Sin embargo, todos venían con bastante emoción. Tanta que algunos estaban algo distraídos.
El grupo constaba de dos periodistas, dos miembros de Defensa Civil, dos militares de la reserva de la Armada y una veintena de estudiantes adolescentes del SENA. Para facilitar la comprensión y la conexión con el entorno, la psicóloga Karen Cubillos (RR.HH. del grupo) guio una meditación colectiva de mindfullnes. Una vez centrados, Rafael Mendoza (responsable de la parte ambiental) realizó la pregunta y explicó la importancia del manglar. Este ecosistema actúa como pulmón en la capital del Atlántico, ciudad que posee muy pocas zonas verdes. Además, protege la costa de las inclemencias del mar y resulta de las mejores especies vegetales para almacenar carbono.
Plantas pequeñas de mangle brotando/Fuente: propia
Este introdujo a Luis Ávila, secretario general de la asociación de pescadores que existe desde hace 35 años. Asegura que la pesca ha mermado. También que la ciénaga ha perdido superficie, ya que antiguamente ocupaba 7000 hectáreas y ahora tan solo 64º. Se la ha comido el mar.
Antes de comenzar la siembra impartió una explicación magistral sobre los tipos de mangle que existen en la ciénaga. Hay cuatro: rojo, negro, amarillo y Zaragoza. No se distinguen por el color, sino por la forma de la semilla. De estos, el más resistente es el negro. Bota el agua salada a través de las hojas para defenderse de los insectos. Además, hoy en día existen investigaciones sobre las propiedades curativas del rojo. Podría prevenir el cáncer debido a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Su recomendación personal consiste en hervir conchas de este en un litro de agua, filtrar el resultado y enfriarlo para tomarlo en la mañana y en la noche durante tres meses.
Voluntario transplantando mangle/Fuente: propia
Las raíces de este último presentan huecos muy pequeños entre unas y otras, por lo que sirven de refugio a los peces pequeños. Estos, a su vez, atraen a peces más grandes y estos a distintas especies de aves. El manglar es un ecosistema muy rico. Desafortunadamente, muchos lugareños los talaban para emplearlos en la construcción. Sin embargo, esto se prohibió y ahora lo habitual es el gato de hierro. Los avances en educación ambiental son considerables, pero aún queda mucho camino por recorrer.
A sembrar
Llegó el momento de ensuciarse las manos. Por ello es que los convocantes repartieron guantes. Luis comentó que el día anterior sembraron 8.000 mangles. “Se trata de una especie con un ritmo de reproducción muy rápido. Además, las semillas germinan muy rápido”. Estas son dispuestas en semilleros, por donde permanecen tres meses. Aquí son regadas dos veces al día hasta que se forma una pequeña mata.
Lanchas con las que los visitantes pasearon por la ciénaga/Fuente: propia
Una vez lista, los voluntarios hacen un hoyo en el suelo clavando un palo ancho y lo rellenan con la planta. Karen nos dijo que en los dos años que llevan haciendo esto ya han notado diferencia. “Hoy en día hay muchos mangles más”. También nos proporcionó información sobre esta asociación que comenzó hace doce años limpiando la ciénaga, que estaba siendo usada como vertedero. Organizó el 26 de julio de este año el festival del mangle. Contó con representación de organizaciones sociales de todo el país.
También fue el lugar de multitud de expresiones culturales de la región. Más de cien niños dieron un concierto de millos e interpretaron obras musicales autóctonas. Además, varios pescadores se enfrentaron en una regata de vela en la que ellos prepararon sus embarcaciones. Aparte del enfoque ecologista, la psicóloga resaltó otra vertiente del proyecto sobre “ecología de las emociones”. Se basa en ayudar a entender el manejo emocional en las empresas privadas y las entidades públicas.
Un paseo
La última parte del día consistió en un paseo por la ciénaga. Los organizadores llenaron dos lanchas y Rafael Mendoza explicó las diferentes especies de pájaros que encontrábamos. También abrió el debate sobre el ecoparque que presentó la Alcaldía. Le resulta una idea positiva para que los ciudadanos conozcan su entorno y aprendan a cuidarlo. Si embargo, también desconfía de los visitantes por la falta de cultura ciudadana. Es decir, muchas personas botarán basura desde la plataforma.
Además, también es necesario talar algunos mangles aunque no sean muchos. Por otro lado, lo que más le quita el sueño es el desarrollo urbanístico descontrolado que carece de un plan par gestionar las aguas residuales. Estas acaban en la ciénaga o el río contaminando los entornos naturales. Finalizaron el paseo con la esperanza de habernos concienciado sobre la importancia de la ciénaga para la ciudad.
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