Por: Amylkar Acosta Medina (Colaboración especial)
Se nos fue el juglar Adolfo Pacheco, culto y cultor de la música Vallenata, ya como compositor, como intérprete, exponente y expositor las raíces de nuestra música vernácula.
Foto: Cortesía
Él fue capaz de borrar la frontera entre el Vallenato que tuvo su origen en el Magdalena Grande con el Vallenato sabanero. Desde las sabanas de Bolívar y los montes de María se abrió paso a pulso, inteligencia y consagración hasta alcanzar el sitial de privilegio que ya había alcanzado a sus 82 años.
Compuso y le grabaron más de 150 canciones, entre ella La hamaca grande, de gran calidad y recordación.
Admirable este personaje ejemplar y ejemplarizante del Caribe, talentoso y con un gran espíritu de superación, el mismo que lo llevó a estudiar y a graduarse como abogado, su vocación tardía, a sus 43 años.
Él fué un adelantado de su época, dejó una honda huella en el folclor y la cultura Caribe. Su paso a la eternidad lo consagra como el legendario que fue en vida. Paz en su tumba!
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