La Comisión de la Verdad hizo entrega de su último informe sobre el conflicto armado en Colombia. Un informe que plsma testimonios y detalles de una realidad de victimas y victimarias de estos sucesos violentos, pero sobretodo entega recomendaciones para la no repetición de la guerra.
El Informe Final comenzó en noviembre de 2018 y se desarrolló dentro de un enfoque de varios niveles para descubrir, comprender y analizar el conflicto armado que se ha extendido por medio siglo.
Para lo cual se llevaron a cabo 23.000 horas de investigación y deliberación con documentos históricos, expertos multidisciplinarios y archivos nacionales, incluida la exploración en profundidad de la difícil situación de los pueblos étnicos (comunidades negras, indígenas y Rom) durante la guerra.
El Presidente electo, Gustavo Petro recibió por parte de la entidad las recomendaciones para la no repetición de la guerra, afirmando que con este documento espera cortar ciclos de guerra y venganza para crear un clima de paz.
"Cortar definitivamente los ciclos de la violencia, implica en mi opinión que quizás uno de los primeros en afirmarlo fue Gabriel García Marquéz, cortar los ciclos de la venganza ¡, cortar los ciclos de la retaliación, cortar los ciclos donde una víctima se vuelve otra vez victimario, cortar los ciclos permanentes que nos llevan una y otra vez a pesar de acuerdos tratados, reformas de paz hacia la violencia. La violencia no esta en nuestro genes; somos seres humanos, la violencia está en la forma de organizarnos o desorganizarnos en la forma de nuestro relacionamientos políticos, sociales y territoriales"
Afirmó Gustavo Petro.
"Durante mas de 3 años como se ha escuchado, hemos oido a mas de treinta mil víctimas, en encuentros personales y colectivos, en las casas de la verdad, en el exilio y particularmente a las comunidades afrocolombianas, indigenas, gitanos y entre los raizales, hemos estado en mas de 24 países en el exilio, en los núcleos o nodos y hemos recibido mas de mil informes, hemos escuchado a todos los expresidentes de la República, vivos"
Comentó el Presidente de la Comisión de la Verdad
Retos
Para el investigador y docente de Barranquilla social Luis Trejos, uno de los retos de este informe es la socialización de la información, que se pueda discutir a través de espacios para la interpelación del informe por parte de aquellos actores sociales y políticos que no se sienten representados en el o que consideran que hay vacíos.
Una gran parte de la información del informe se encuentra en el sitio web de la Comisión en el que se pueden descargar los primeros documentos, audios, crónicas, ilustraciones, videos, sonorizaciones con enfoques diferenciales, tales como población LGTBI+, población étnica, de género y regionales, que se irán alimentando conforme el tiempo.
En cuanto al Caribe Luis Trejos espera los capítulos regionales, afirmando que este territorio se debe tener en cuenta 3 victimizaciones más importantes como lo son el despojo de tierras, desplazamiento forzado y secuestro por parte de la insurgencia,
"Sobre esos 3 grandes temas esperar los resultados y hallazgos de la comisión y sobre ellos también empezar discusiones regionales, que nos lleven a escenarios de reconcialiación y no de venganza o de busqueda de culpables ya que la responsabilidad judicial esta en cabeza de la JEP y no de la Comisión de la Verdad "
Otro de los desafíos que Trejos menciona por parte de la Comisión es la de compartir la basta y creativa información multimedia y sacarla de ahi generando diferentes narraticas
"La Comisión ha hecho una apuesta con una red de aliados que van ayudar en la socialización pero es necesario que esa red se este ampliando de manera permanente e incluya a ciertos sectores que se han mantenido un poco distantes en estas dinámicas, especialmente sectores económicos y políticos"
Otros datos
Se realizaron 15.000 entrevistas individuales y colectivas, tanto en el territorio nacional como a los colombianos exiliados en 23 países, lo que permitió escuchar directamente a cerca de 30.000 personas.
En el informe se evidenció que 80% de las víctimas son civiles, las cuales se redondean a un numero de 30mil.
La investigación en profundidad se realizó sobre 730 casos y 1.195 informes de hechos de violencia durante el conflicto armado.
Se crearon 28 Casas de la Verdad en los siguientes municipios priorizados y que han sido afectados por el conflicto armado: Apartadó, Aguachica, Arauca, Barrancabermeja, Barranquilla, Bogotá, Buenaventura, Cali, Cúcuta, Florencia, Ibagué, La Dorada, Medellín, Mocoa, Montería, Neiva, Pasto, Pereira, Popayán, Puerto Asís, Quibdó, San José del Guaviare, Santa Marta, Sincelejo, Tumaco, Valledupar, Villavicencio y Yopal.
14 Diálogos para la no continuidad y la no repetición del conflicto armado, 10 Reconocimientos (de responsables y de dignificación a víctimas), 17 Contribuciones a la verdad (entre ellas las cinco sostenidas con los expresidentes Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos), 16 Encuentros por la Verdad, 53 Espacios de escucha (de todos los sectores, incluida la Fuerza Pública), 23 escenarios de convivencia y 5 diálogos de recomendaciones.
La colaboración de 186 voluntarios y cerca de 800 organizaciones internacionales que apoyaron el proceso de escucha en países como España, Suecia, Reino Unido, Francia, Alemania, Suiza, Italia, Noruega, Holanda, Bélgica, Grecia, Dinamarca, Canadá, Estados Unidos, México, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Venezuela, Argentina, Chile, Uruguay y Brasil.
¿Qué pide la Comisión con esta información?
Acoger las verdades de la tragedia y tomar la determinación de no matar por ningún motivo a nadie.
Reconocer a las víctimas del conflicto armado en su dolor, dignidad y resistencias.
Mirar críticamente a la historia desde una perspectiva de memoria para la construcción de paz y la no repetición del conflicto armado.
A los jóvenes a encarar la verdad de las causas y los horrores del conflicto armado, y no colaborar en nada que profundice la muerte, el odio y la desesperanza.
Que la sociedad y el Estado implementen de manera integral el Acuerdo Final de Paz.
Que el Estado tome la iniciativa para la paz con el ELN y otros grupos armados.
Que las organizaciones armadas -ELN, disidencias y otros- que no respetan la legitimidad del Estado escuchen el clamor del pueblo que pide parar la guerra desde todos los lados.
Profundizar la democracia desde todos los estamentos sociales y políticos, excluyendo el uso de las armas para conseguir un propósito, garantizando la inclusión y reconociendo la pluralidad que existe en el país.
Frenar la impunidad desde los estamentos judiciales, garantizar la imparcialidad e independencia y proteger a los funcionarios judiciales.
Reconocer la penetración del narcotráfico en la cultura, el estado, la política y la economía, y como uno de los factores de persistencia del conflicto armado.
Establecer una nueva visión de la seguridad para la construcción de paz; que el Estado y la sociedad transformen la seguridad en un elemento de confianza colectiva.
Rechazar y acabar con la corrupción en todos los niveles, romper hábitos y complicidades.
Dar prioridad, sobre todo desde el empresariado, a la garantía de las condiciones de bienestar y vida digna de las personas y comunidades, sin exclusiones.
Dar a los campesinos el reconocimiento inmenso que tienen para la vida nacional y asegurarles condiciones dignas para su trabajo.
Superar el racismo estructural, el colonialismo y la exclusión que han sufrido los pueblos étnicos, golpeados desproporcionadamente por el conflicto armado.
Respetar las diferencias en igualdad y dignidad de mujeres, población LGBTIQ+, niños, niñas, adolescentes y jóvenes, personas en situación de discapacidad y población de la tercera edad.
Que otras naciones dejen de ver a Colombia como un país que sobrevive en “modo guerra” que necesita apoyo militar, y más bien como un país que es ejemplo de reconciliación.
Asumir el compromiso de un cambio profundo en los elementos culturales que nos llevaron a la incapacidad de reconocer a las otras personas como seres humanos de igual dignidad.
Que los líderes religiosos reflexionen sobre la responsabilidad, por acción o por omisión, ante el vacío y perplejidad espiritual de un pueblo que demuestra odios, desconfianzas y muerte y que está atrapado en la guerra.
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