Una estudiante de la Universidad del Atlántico logró transformar la vida de muchas personas con predicas en los buses de la ciudad.
Después de varios suicidios que se registraron en Barranquilla las últimas semanas, una joven estudiante de la Universidad del Atlántico se vio en la tarea de montarse en los buses de transporte público para enviar mensaje de esperanza a los pasajeros por medio de predicas.
Angelica Guerrero Arias es la chica que comparte el mensaje del evangelio en buses. Su apellido hace parte de su vida y es que tuvo que guerrear una dura batalla contra el miedo y la pena para demostrarse así misma que si era capaz de entregar palabras motivadoras a las personas que a diario utilizan los buses para transportarse.
Su historia se hizo viral en las redes sociales y en poco menos de un mes logró transformar la vida de muchas personas con el poder de su voz y la ayuda divina que le brindó un ser supremo para que los nervios desaparecieran de su mente y se convirtieran en armaduras de fe.
Esta estudiante de lenguas extranjeras de la Universidad del Atlántico, Institución de Educación Superior en la que se han registrado dos presuntos suicidios en lo corrido del presente año.
Ante las posibles crisis emocionales por la que estarían atravesando las víctimas, esta estudiante de solo 21 años, se llenó de coraje y valentía para subirse a los buses con el único objetivo de dejar un mensaje de aliento en los pasajeros, porque para ella, sus palabras algún cambio iban a generar en aquellos que captaran sus palabras.
“Esto ya venía pasando desde el año pasado, solo que yo no le decía a Dios que me mandara una señal ni nada por el estilo, pero si tenía en mi ser y en mi corazón como dedicar, tenía esas ganas, pero no fue hasta este semestre que yo estaba escuchando alabanza yendo a la universidad en un bus de Coolitoral y un fuerte pensamiento, pero muy fuerte me dijo y 'tú por qué no predicas en los buses, y tú por qué no lo haces'”, relata Guerrero Arias.
¿Cómo dio el paso inicial?
No fue una tarea fácil porque Angelica no estaba acostumbrada a hablar en público y menos con mensajes bíblicos o religiosos, pero una vez, Dios la retó y le pidió que lo hiciera, la joven aceptó, pero con la condición de que debía montarse al bus un pasajero con camisa roja y zapatos blancos.
Durante el recorrido hacia la Universidad del Atlántico, ningún joven con esa vestimenta se montó en el vehículo y Angelica se sintió afortunada porque había evitado enfrentarse a un grupo se personas que ella no conocía, pero su momento para predicar ya estaba escrito y se tenía que cumplir ese mismo día.
“Dije ¡Gloria a Dios! Porque no se montó nadie. Eso fue como a las 12 del mediodía, tuve mis clases y a las cinco de la tarde, cuando salgo del Centro de Convenciones de la Universidad, un muchacho se me acerca y empezamos a hablar. Cuando terminamos de hablar, me percato que tiene la camisa roja y los zapatos blancos y en ese momento se me vino a la mente eso que yo le había dicho a Dios en el bus y enseguida le conté a mi pastor”, cuenta Angelica.
Desde ese momento, Angelica se dio cuenta que “mientras exista Dios hay esperanza en la humanidad”. La joven de 21 años cuenta que siempre busca lucir de forma atractiva cuando se va a montar en un bus para llamar la atención de los pasajeros y estos puedan escuchar el mensaje que ella les entregará.
“La recepción de muchas de las personas que están en los buses es positiva. No voy a negar que miradas raras, pero la gente en estos últimos días está tan sedienta de Dios que me escuchan atentamente y se conectan. Yo hago preguntas cuando termino y una vez todo el mundo me levantó la mano”, cuenta con orgullo Angelica Guerrero.
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