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El embrujo del tambó 2: Partes de un todo bullerenguero

Segunda entrega del “El embrujo del tambó, un especial periodístico para que lo disfrutes desde la comodidad de tu casa.


Por: Ángela Pertuz

IG: @angelapertuzl


Quienes sienten el Bullerengue en la sangre asegura que es como una especie de embrujo en el que caen; y del que es casi imposible salir. Un hechizo que cobra poder con las comunidades que lo bailan y lo cantan con el corazón, engalanados con su indumentaria y la fuerza de sus instrumentos.


Es difícil explicarse cómo se termina enamorado del #Bullerengue, sin embargo, el docente y director del grupo folclórico, las Cantadoras del Río, Roberto Camargo, lo tiene precisado; aun cuando en medio del tecnicismo que conlleva su labor está un sentir asemejado a la marejada de emociones que se viven con el verdadero amor.


Fragmento de la entrevista telefónica con Roberto Camargo


Además de quererse como el amor verdadero, los instrumentos suelen ser el medio a través del cual se le da sentido a melodías que, por lo general, brotan del sentir del corazón para cobrando vida. Lo que resulta para Jader Manotas, un tamborero, el poder casi mágico que tienen los instrumento para hablar cuando las palabras sobran.


"Siempre encuentro la forma de canalizar la energía, si estoy aburrido o triste el tambor se convierte en mi instrumento predilecto para expresarme. Él habla por mí, a través de los golpes, los ritmos, los repiques." Explica Jader, quien a sus 25 años ha consolidado al tambor alegre parte esencial de sí mismo.


El momento preciso en el que se enamoró del Bullerengue no lo tiene claro, ni la fecha, solo sabe que fue algo que poco a poco fue surgiendo. De repique en repique, se dejó embrujar a través del tambor, tanto que hoy día siente una conexión especial que no logra concebir con otro ritmo, algo que le atribuye a sus raíces afrodescendientes, pues, el ser humano es un cúmulo de situaciones, momento y personas.



Aun cuando se interprete melodías de lamento y tristeza, con el tambor alegre sucede algo especial. Solo con ser escuchado, algo dentro de ti se mueve. Pero alcanza su punto máximo cuando se une, de acuerdo a la zona geográfica, la totuma, las palmas y el llamador, guiados por la voz líder de la cantadora.


En el tambor alegre hay referentes cómo Paulino Salgado, quien fue considerado uno de los mejores tamboreros de la música tradicional afrocolombiana y aquí, la muestra de la entrada del sentao en 4 y 3 tiempos interpretado por Abelardo Jiménez.




El tambor se mantienen en constante comunicación con el cantador, con su repique le responde


// Videos: Abelardo Jiménez.



Galería ilustrada de los instrumentos del Bullerengue // Diseño: Ángela Pertuz


El tambor macho o Llamador se le atribuye este nombre porque según la tradición oral llama el ritmo, es decir, en los bailes cantaos como el Bullerengue, se inicia con él , pero en la actualidad los tabores entran al mismo tiempo.


De acuerdo a la zona geográfica, las comunidades se han apropiado de instrumentos y reemplazado otros, por ejemplo, la totuma y a las maracas, ambos son instrumentos que brindan brillo a las melodías, pero pueden o no ser utilizados; así mismo sucede con las tablitas o también llamados Gallitos que pueden ser sustituidos por las palmas, de acuerdo a las costumbres de la zona.


Tal ocurre con la guacharaca, instrumento que se emplea para la Chalupa, un aire perteneciente al Bullerengue.


Las partes de un todo cobran vida en voz Majín Díaz, con Rosa.


Lo cierto en todo esto es que quien lo vive, es quien lo siente y goza, por ello cuando la pandemia pase y sea solo un recuerdo, María la baja - Bolivar, Puerto Escondido – Córdoba y el Urabá Antioqueño esperan por ti, para que te redescubras en ellos a través del Bullerengue, pero mientras eso sucede, pendiente que llegan más especiales bullerengueros.

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