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Matronas e iniciativas comunitarias hacen parte de un territorio que cocina para celebrar su identidad. 

En el marco de Sabor Barranquilla, líderes y lideresas expusieron sus proyectos de turismo comunitario, resaltando los tesoros de su tierra, visibilizando a la gente que compone su comunidad, protegiendo saberes ancestrales y conversando sobre la importancia de la sostenibilidad y la seguridad alimentaria. 




El panel sumergió a los asistentes en un viaje por la Caracolí, Atlántico donde Dominga Miranda del Festival Enyucate deleito con unas deliciosas hayacas de este tubérculo, por otro lado se continúo hasta el corregimiento de Sibarco donde se disfrutó del Festival del Guandú junto a la matrona María Rúa, posteriormente se llegó hasta la Ciénaga de Mallorquín, donde  Luis Ávila, Pescador de Asoplaya, presentó la novedosa arepa de 7 polvos y finalmente terminó en la Sierra Nevada de Santa Marta donde Lucelly Torres, Indígena Arhuaca, Directora Fundación Wirakoku compartió los saberes ancestrales sobre la comida y el turismo de su territorio. 


Antes de llegar a la mesa, una yuca, el ñame, un pescado, un tomate, una fruta fue antes una semilla  o una raíz que germinó gracias al cuidado de los campesinos que en este caso, pertenecen al departamento del Atlántico y del Magdalena. Tiempo, cuidados, abono, madrugadas y mucha atención se necesitan para que una yuca llegue suavecita al paladar de los Caribeños. 


Los festivales de yuca y guandú les permite a campesinos, cocineras, comerciantes, artesanos, finqueros y a los mismo habitantes, dinamizar su economía, aprovechar los cultivos y que más territorios del Caribe se visiten, alejando la cadena alimentaria de los grandes supermercados, los cuales a pesar de facilitar la compra de vivieres en las áreas urbanas, no terminan de favorecer a los productores. 


“El agricultor que es el primer eslabón de la cadena alimentaria, con esto también lo que hacíamos era visibilizar a un territorio de más de 7.000 habitantes que nos iba a servir desde la cocina y desde el turismo a que ese territorio hoy tenga la posibilidad de mirarse y de pensarse de otra forma. La experiencia ha sido muy bonita porque cuando tú conectas las cadenas y esas vidas y te das cuenta de todo lo que se puede generar a través de estos procesos por ejemplo; las cocineras tradicionales de Caracolí como la señora Doris Padilla y otras mujeres, ven que algunas ya adultas creen que su vida terminó ahí, pero tienen un saber importante en sus manos que desde ese saber pueden aún dar mucho más a su territorio y su hogar” 


Comentó Dominga Miranda 



“Nuestra filosofía de vida que Ustedes deben conocer está relacionado con el entorno para nosotros cuando nosotros entendemos que el universo  nació y todo lo que nosotros vemos allí y hay están inscritas como las maneras los reglamentos de vida y una de las cosas fundamentales para nosotros es vivir relacionados con nuestro entorno  nuestro entorno es todo lo que vemos los animales las plantas hacen parte de nosotros cuando nosotros vivimos de una manera integral con ello logramos vivir en equilibrio pero cuando nosotros como humanos queremos sobreponernos a la naturaleza estamos mal y creamos un desequilibrio entonces e intentamos vivir bajo este principio de vida que es respetar la naturaleza y ser responsable con el uso que le damos a cualquier material y conservar los animales ellos representan esa riqueza que hay de nuestro entender una piedra a la arena todo absolutamente todo para nosotros Tiene un gran valor y por eso cada cada pieza que encontramos tiene que quedar en ese lugar” 


Lucelly Torres, Indígena Arhuaca, Directora Fundación Wirakoku 



La soberanía alimentaria es uno de los pilares que el evento gastronómico de Sabor Barranquilla tiene como bandera, un enfoque social que permite identificar la verdadera cadena de valor de la cocina, lejos de los reconocimientos sociales que se le da a los chefs y más cerca de la tierra, reconociendo el valor vital que tiene la alimentación y la identidad Caribe.

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