Con la mirada en su próximo combate, Yohana Sarabia busca una ventaja para participar en los juegos nacionales en el amateur.
Foto: Cortesía
La joven de veintiún años (nacida en Santo Tomas, hija de una madre venezolana y un padre colombiano) se acomoda sus vendas antes de empezar su entrenamiento habitual del día y la emoción, como si fuera la primera vez que tocaba esos guantes, se apodera de ella llevando su mano de derecha al saco de boxeo realizando un “uppercut” a la vez que empezaba a dar vueltas alrededor del costal de arena.
Tiene 21 de años de los cuales, los últimos cinco, lleva practicando duro el boxeo y todo gracias a un empleado de un negocio de chatarrería que tenían sus tíos en el centro de la ciudad en donde este le hizo la inesperada invitación al mundo del boxeo. -¿Yo ser boxeadora? Eso es pa gente loca- manifestó recordando aquella propuesta que al comienzo no le llamaba la atención y no se imaginaba que aquella invitación al gimnasio en el edificio Bucaramanga en la zona de San Roque seria la oportunidad de entrar a esta travesía inusual del boxeo.
El recuerdo exacto de cómo fue su primera vez en aquel lugar le dio nostalgia y risa; ese día decidió irse sin almorzar y comenta que no pasó de los estiramientos cuando ya le estaba dando la “pálida”. A pesar de ese momento amargo, dice que se conectó con el deporte y siguió entrenando, anhelando algún día poder pelear. Al tercer mes de estar practicando, ganó su primera pelea amateur y sentir ese momento de satisfacción y conocer que podía ganar dinero haciendo lo que más le gusta, la motivó y decidió convertirse en una boxeadora profesional.
Dando golpes y pequeños saltos de izquierda a derecha mecánicamente como si se tratara de una coreografía artística, Yohana se mueve con agilidad alrededor del salón sin descuidar su posición y su forma de estar de pie esquivando los movimientos del saco como defensa en donde lo hace ver como una tarea fácil.
Foto: Fabiana Duque
En el boxeo uno de los criterios fundamentales para llevar a cabo una pelea es su peso, es decir, los dos participantes se les exige estar en el mismo valor de peso para la realización del pugilato, pero si uno de los dos un día antes no cumple con ese requisito, automáticamente se pierde la oportunidad de pelear. Es por eso que los boxeadores y los deportistas en general necesitan el tiempo suficiente para poder prepararse, entrenar y descansar en la parte física y mental si se quiere llegar al éxito.
-Nunca pensé tener un amor por el boxeo. Siempre fui rebelde y hacer parte de este deporte, para mi fue mi polo a tierra- señala Sarabia. Con una respiración agitada, pero controlada, sus ojos nunca se despegaron del saco -como si se tratara del oponente- y pequeños ruidos salían de su boca cada vez que su mano golpeaba la bolsa de 60 kilos.
Para ella el boxeo ha sido un reto no solo por la disciplina que se requiere sino también los prejuicios que vienen acompañados por el hecho de ser mujer. Esta boxeadora profesional segura y confiada de si misma, tiene la convicción de que las mujeres podemos llegar a ser grandes en este deporte y es por eso que hace encuentros tratando estos temas. Además, gracias al boxeo, ha podido crear espacios de practicas en el barrio San Roque donde cuenta con una fundación en donde se les enseñan a los jóvenes de bajos recursos a boxear.
Foto: Fabiana Duque
A lo largo de sus cinco años, Yohana lleva un historial de 8 peleas en donde gracias al daño que causa en su oponente, 5 de esas le generaron puntos saliendo victoriosa.
Finalizando sus ejercicios y no mostrándose cansada, el amor y la perseverancia han sido las columnas que han sostenido el boxeo en la vida de Yohana motivándola a enseñar sus conocimientos y sacarle provecho a este. Yohana Sarabia más conocida como Matrix Boxing (nombre que hace alusión a lo que es fuera de esta realidad y así es ella representa su dote) aspira a llegar a las grandes ligas y seguir siendo ese ejemplo que es para muchos hoy en día y asimismo demostrarse que, con voluntad, todo se puede.
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