Pensemos un momento, ¿La Marimonda sería Marimonda sin el pantalón de colores, o sin su máscara?, o ¿Qué sería de la Cumbia sin la falda de boleros o el garabato sin el vestido negro con arabescos verde, rojo y amarillo?
Maira Orellano, modista en el marco del proyecto Audiovisual, Jueves Artesanal
Cuando ya se cumple 17 años de la titulación del Carnaval de Barranquilla como un Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad ante la UNESCO, nos tomamos un momento y pensamos en el Carnaval como un evento simbólico que se constituye de decenas de oficios en función de un mismo sentir. Está el que trabaja de coreógrafo, de bailarina, de maquilladora, de artesana y de modista, entre otras, estas últimas son pieza clave de la festividad.
Es el caso de Maira Orellano, modista por excelencia de la tradición carnavalera en el municipio de Galapa, Atlántico y quien empezó en el arte de la confección desde muy joven.
“Me empiezó gustando la confección cuando le hacía los vestidos a las muñecas después, cuando entré en embarazo mi mamá me ayudó y me enseñó a cortar, ella también hacía el vestuario a los Congos" expresa María entre risa y afirma, “de ella aprendí el arte”
Entres hilos, colores, telas y trasnochadas, Maira lleva 20 años, "La primera reina que le cosí…” para un momento y entre risas dice; “Ahora no recuerdo su nombre, pero ahí empezó a surgir todo, me dijo que tenía mucho talento y por eso me iba a poner todo el trabajo"
En un taller que, lejos de ser el patio se ha convertido en un nido del brotan verdaderas obras de arte.
"La falda se corta de tres metros, se toma las medidas; cuando ya estamos en el proceso se cortan las arandelas de 18cm para que, cuando se cosa queden a la misma medida" indica Maira Orellana mientras con que, con su dedo índice señala la pieza de tela en organza.
Toma la tela color amarillo y expresa “la quemamos para que no se salgan los pelitos, y la metemos en la máquina que está allá-Señala- la negrita. Se va frunciendo a medida que se va cosiendo" indica Maira mientras que sus manos suaves van demarcando el camino por donde ha de seguir la máquina.
Una falda promedio demora medio día en hacerse; sin embargo, cuando se está a puertas de la batalla de flores con 5 personas al ruedo, salen hasta 10 faldas
“Tengo 5 personas trabajando en taller, todos son familia, mi hermana, mis hijas y mi mejor amiga … yo les enseño para que quede algo”
Y así, sus conocimientos van siendo entregados a futuras generaciones, para su don perdure en el tiempo en el marco de una festividad que nos enaltece como Caribes.
Fotografías: Corporación Escultura
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