En la Región Caribe y en Colombia existen una gran cantidad de leyendas y costumbres que la gente suele seguir durante la época de Semana Santa, desde vestirse de una manera determinada, pasando por comer cierto tipo de alimentos hasta ciertas acciones que no se deben realizar por estas fechas.
Imagen: Istock
Por: Paul Padilla vergara
Los dulces:
Concretamente en Barranquilla y en muchas zonas de la Región Caribe es una tradición comer dulces durante esta temporada, es muy común ver diferentes puestos de estos manjares en lugares públicos como parques, centros comerciales, plazas etc. Según varios historiadores, esta costumbre se debe a la “amargura” que representa la crucifixión de Jesús, un evento doloroso y para pasar dicho trago amargo, muchas culturas usaban los dulces para aliviar el momento.
Los dulces también son parte de la cultura afro y es uno de los rasgos que dicha cultura conservó en su conversión hacia el catolicismo, lo que consolidó aún más su consumo durante las fechas de Semana Santa.
No comer carnes rojas:
Otra de las costumbres de la Semana Mayor es no comer carnes rojas y sustituir estas por el pescado. Existente varias interpretaciones, sin embargo, una de las más comunes es que al comer carne roja en esta fechas se está cometiendo un pecado debido a que esta carne representa el “deseo, la lujuria y la pasión”, conceptos o emociones que pueden asociarse como inapropiadas, especialmente el viernes santo.
No tener relaciones sexuales:
“Quedarán pegados el uno con el otro” suele ser una frases que coloquial y jocosamente más se repiten durante la Semana Santa, que aquellos que tengan algún tipo de relación sexual podrían llegar a terminar de esta manera y por lo tanto estas son unas fechas donde debe prevalecer la abstinencia.
El Vaticano no se ha pronunciado sobre esto en ningún momento de manera oficial, aunque es un mito muy común entre los que practican el catolicismo.
La leyenda de la “Madre vieja”
En el municipio de Arauca, concretamente en la Iglesia Santa Bárbara, se encuentra la cola de una especie de “demonio” al que los habitantes del lugar han llamado “Madre vieja”, este es una especie de serpiente de siete cabezas las cuales se encuentran repartidas por diferentes lugares de la población.
El mito relata que si las 7 cabezas se llegan a unir con el resto del cuerpo, la Iglesia y la avenida principal del municipio se hundirán en la tierra, esta es la razón por la que los habitantes cada viernes santo lanzan un ramal de anzuelos para evitar que esto suceda.
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