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"Las Puloy entraban a los salones para vacilar a sus maridos", Isabel Múñoz

La directora de las Negritas Puloy participa en el Carnaval de Barranquilla hace más de 35 años.


Foto: Alejandro Matías


"La Negrita Puloy es una coquetona", así la describe Isabel Múñoz, directora de esta comparsa del barrio Montecristo, acostumbrada participante del Carnaval de Barranquilla desde hace años.


La idea nació hace 35años cuando su suegra, María de Altamar López, le dio la idea de que "saliera con las Negritas Puloy en el Carnaval de 1984".


Ella en un comienzo "no sabía que trataba" hasta que Altamar López le explicó con una historia jocosa.


"Ay mija eso es un disfraz que cuando yo estaba joven, mi hermana y yo nos disfrazabamos de negrita puloy para parrandear. Anteriormente no se entraba sola a un salón de baile, si lo hacías era la perdición", apuntó.


De acuerdo con la directora de las Negritas Puloy, el disfraz tapaba todo el cuerpo para que las personas que estaban dentro de los salones no conocieran la identidad. En algunas ocasiones, las mujeres disfrazadas se encontraban a sus maridos y los seducían.


"Ellas antes las caras la tenían tapadas y para el vacile entraban a los salones cuando el salón Obando, El Platanal, el Salon Burrero, ellas dicen que entraban a esos salones y cuando se encontraban a los maridos los vacilaban", explicó entre risas la mujer de largo recorrido en la fiesta más grande de Barranquilla y sus alrededores.


En sus inicios, las integrantes de esta comparsa andaban con las caras tapadas, unas babuchitas, un bombacho y medias en las manos, "que eso era la piel de la negrita".


Una de las tradiciones es el peinado 'afro', pues con eso buscan hacer un "homenaje a todas las mujeres palenqueras".


"Yo busque y me dije, vamos a ponerle un afro, a la negrita palenquera en ese tiempo pues".


Primero cumbiambera y después Puloy


Ella desde muy joven vivió el Carnaval de Barranquilla pero como cumbiambera hasta que en el año 1983 decidió salir de las fiestas.


"Yo salía en la Cumbiamba El Cañonazo desde muy joven. Fue en el año 83 decidí no salir más porque no quería bailar más cumbiamba. Sin embargo, una vez me fui bailar a ver la Batalla de Flores y cuando la fui a ver me entró mucha nostalgía, porque nunca es lo mismo vivirlo dentro que estar de espectadora", apuntó.

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