El ferry fue por muchos años el transporte por excelencia para transportarse desde el Río Magdalena hasta el Atlántico.
Por: Karelis Sarmiento.
El paso de los años va dándole un rumbo diferente a las cosas, llega incluso a permear la esencia de que considerábamos nuestro y cotidiano, estas afectaciones no siempre son negativas, en ocasiones suma progreso y desarrollo; Miriam Roncallo Sandoval ya había llegado a los 30 años cuando montó por primera vez en ferry, un transbordador de embarque que enlaza dos puntos llevando pasajeros y a veces vehículos, en otras palabras un transporte marítimo, esta mujer oriunda de Tenerife Magdalena y fiel pasajera de los ferrys agradeció tanto cuando ese invento como ella lo estima llegó al Río magdalena.
El ferry reposaba a la espera de pasajeros a una costado en la orilla del río, ese tipo de transbordadores atravesó por bastante tiempo centenares de personas que se desplazaban del departamento del Atlántico al Magdalena, o a quienes iban mucho más lejos y llegaban hasta el cesar o la Guajira.
Miriam Roncallo Sandoval a sus 71 años de edad recuerda esos tiempo como si fueran recién, “yo viví bastante tiempo en Santa Marta, trabajé allá y cuando me tocaba venir para acá para Barranquilla me tocaba agarrar bus tempranito por el problema del ferry a veces uno salía tipo 6 de la mañana y eran las 12 del día y uno todavía no llegaba a Barranquilla, muchas personas queríamos llegar temprano a casa y teníamos que esperar por lo menos que circulara un ferry”.
5.000 pesos era el costo del pasaje para atravesar el Río, y el único problema que se presentaba era la demora, el tiempo de espera no era perdido, mientras el sol empezaba a salir y a reflejarse en las caudalosas aguas del Magdalena, muchos aprovechaban para entablar amistades, otros no perdían la oportunidad de admirar con los ojos ese bello regalo de la naturaleza.
“Con la demora del ferry yo pasaba un rato bueno porque venía con compañeras que conocía y también venía con amigos que eran visitadores médicos porque yo trabajaba en un centro médico de Santa Marta, a veces me venía en los carros propios de ellos y ahí nos quedábamos hasta que nos tocará el turno, otras veces venía sola, pero en el camino me hacía amiga de alguien” Miriam Roncallo Sandoval.
Esta mujer ribereña estima que esas experiencias vividas de las que el Río es testigo, fueron muy bonitas, con una sonrisa en el rostro y la mirada desviada recordó aquella primera vez que se montó en ferry desde ese día se acostumbró e él, porque hasta ese entonces la mayor parte de su vida había transcurrido cerca del Magdalena.
“yo era una persona feliz en ese instante que me montaba en el ferry, porque veía el río, veía muchas cosas bonitas, del Río Magdalena, me ponía a mirar el agua que pasaba y muchas cosas, las canoas y se quedaba ratos uno mirando y eso me llenaba de regocijo de alegría y de felicidad” manifestó la ribereña.
Cada ocho días Miriam vivía esta experiencia, antes de que el sol se asomara con el primer canto del gallo, ese que se escucha a las 4:00 de la madrugada, se levantaba esta mujer, debía retornar a Barranquilla, a donde su madre, se alistaba rápido para las 5:30 de la mañana poder estar esperando el transporte.
Desde entonces hasta hoy día hemos avanzado muchísimo porque Barranquilla ha tenido un cambio excelente comenta Miriam “yo estoy muy contenta, no soy de aquí pero yo tengo más de cincuenta y pico de años de vivir aquí en Barranquilla y tengo una experiencia muy bonita, quiero mucho a Barranquilla, lo adoro con toda mi alma y aquí me ha ido muy bien".
Javier Núñez Álvarez es un comerciante oriundo de Ciénaga Magdalena, está radicado en la capital de Atlántico hace más de 10 años, pero viaja constantemente a Ciénaga, allá viven sus padres y gran parte de su familia, este hombre cienaguero es uno de los ciudadanos que transita frecuentemente por el Puente Pumarejo, hoy día celebra y aplaude el progreso que está teniendo la ciudad.
“Yo viajo frecuentemente a Ciénaga y este proyecto del nuevo puente que entregaron hace unos días me parece magnifico, es una obra magistral, le suma progreso a Barranquilla y además a toda la costa” Javier Núñez Álvarez.
La altura y el tamaño es lo que más resalta Javier del nuevo puente atreviéndose a estimarlo el más grande y alto de Colombia, considera que la movilidad ahora con las dos calzadas de tres carriles cada una, y los dos carriles para ciclo-vía de 1,50 metros cada uno, será más eficiente y con su altura permitirá el paso de embarcaciones que con anterioridad no transitaban por el tamaño de estas.
Tanto Miriam como Javier, ribereños ambos, celebran que con el paso de los años el desarrollo y progreso de la Región Caribe llegue hasta sus terruños y los afecte positivamente “soy de Tenerife, pero también barranquillera a morir porque me gusta la música, me gusta el carnaval y soy feliz porque soy barranquillera hasta que me muera” Miriam Roncallo Sandoval.
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