La pedagoga Ingrid Carrillo, trabajó 25 años como directora en el ICBF en la Guajira, experiencia que después pondría al servicio de la educación, creando un centro basado en una línea la cual denominó “aprendizoñaje”, donde según cuenta los niños y profesoras aprenden y sueñan juntos por una “Colombia Patria Posible”.
La violencia desde todas las aristas y desde cualquier autor nos hiere como país. Los estragos por muchos años, han logrado impregnar un gen y un entorno en el que los niños han crecido viendo y sintiendo la rabia y el miedo. La riohachera pedagoga, lideresa y poetisa, Ingrid Carrillo notó este fenómeno social, quien después de 25 años al servicio de la primera infancia en el ICBF, creó un centro al servicio de la pedagogía infantil basada en los valores de la paz.
“¿Sabe lo que me preocupa y sabe que me desespera?
El saber que mi hija paz también la hirió la violencia,
Saber que se asoma y huye cuando creo que esta más cerca,
Por eso hoy pido a mis hijos que salgan en busca de ella,
Que luchen por conseguirla,
Que luchen por retenerla,
Que se entere paz mi hija que quiero volver a verla,
Que yo Colombia la extraño,
Que aquí su madre la espera,”
Declama Ingrid con su poema “Colombia”
-Fragmento del poema "Colombia". Ingrid Carrillo.
En este camino social en el que Ingrid lleva 38 años, también ha encontrado en la poesía la oportunidad para expresar los sentimientos que afloran, al ver el dolor en los entornos familiares y en el territorio colombiano por causa de la violencia.
“Colombia” es un poema en el que se refiere al territorio como “una vieja cansada y triste” por los daños que le ha hecho violencia. Este sentimiento de tristeza lo ha convertido en un motor para aportar a una generación pacífica a través de los niños.
“Cree un sitio que se llama centro de -aprendisoñaje- Shaddai. No es un colegio, no es un jardín, es un centro de -aprendisoñaje- porque al niño se le enseña y del niño se aprende. Niño y docente deben soñar con una patria posible, deben soñar con un país en calma”
El educador termina convirtiéndose en una pieza importante en el crecimiento de los niños, ya que termina siendo ese acompañante en la mayoría o la mitad del tiempo cotidiano de la infancia del ser humano. Para la pedagoga, el educador desarrolla un papel de psicólogo, sociólogo o trabajador social, afirmando que necesita entender el compromiso que tiene el docente en la humanidad.
“De la única forma que este país cambia es comenzando por las niñas y los niños. Es en la primera infancia donde se forja el sentimiento, el pensamiento y el conocimiento. El niño al que usted, en la primera infancia le enseña a ser solidario, será ciudadano un solidario”
En estos primeros años de experiencia con la primera infancia, Ingrid notó que el sentimiento o el amor por el país y el territorio colombiano en los niños solo se limitaba al fútbol, es ahí donde nace su proyecto “Colombia Patria Posible” con el que se ha forjado contribuir a una educación, con la que busca que el niño se convierta en un pacificador.
Para la educadora, el concepto de patria va más allá de un mapa geográfico o un equipo de fútbol, es más bien lo que se vive al interior de la casa, el barrio o el municipio donde se crece y todo eso hace un conjunto que se llama Colombia, “Con la parte bonita y menos bonita”.
Yo decía qué bonito sería que Colombia para nosotros fuera más allá que un equipo de fútbol y me di cuenta que el único modo que eso se puede lograr, es dándole al niño desde su primera infancia razones para amar respetar y valorar el concepto de patria
“Colombia Patria Posible” busca que el niño crezca como un pacificador, entendiendo que su país lo conforman diferentes culturas y etnias, como también sentir orgullo patrio pensándolo más allá que un himno. Para Ingrid, el educador cumple una labor importante en la sociedad y tiene la misión de potencializar las habilidades del niño o niña de forma creativa y social o por el contrario, un trabajo tan delicado puede afectar a una generación completa.
En este momento yo pienso del educador tiene que ser un puente tendido en favor de de los niños que tiene a su cargo y esos puentes tienen que permitir que el papa que el papá venga, que la mamá venga, que la familia venga y que concluyan en un solo equipo; la familia, la escuela y el docente. La comunidad educativa tiene que concluir a favor del niño pero para eso se necesita vocación, pasión y compromiso de los docentes, si no hay esas tres cosas no funciona.
Con 57 años en este recorrido, Ingrid ha aprendido de la niñez “de todo”, para ella aunque su experiencia pareciera de una mujer de 80 años, espera que su alegría como la de un niño o niña de 4 años nunca desaparezca.
El truco para ella, en el camino del educador,está en ponerse al nivel de los niños, mirarlos de frente, desde una posición horizontal, como también no rotular comportamientos normales en la infancia como la distracción o la curiosidad como condicionamientos psicológicos serios.
“Tenemos que dejar de ver el problema en los niños. Ahora hay una frase muy de moda y es -el niño tiene problemas- , entonces si el muchachito se mueve de aquí y agarra esto y agarra lo otro, entonces este niño es un niño hiperactivo, ya lo rotularon. Si la maestra está hablando de algo y no sabe cómo llamar la atención del niño, y el niño está entretenido viendo pasar una libélula que va por la ventana, entonces el niño tiene déficit de atención.
No dejar de soñar es importante para su centro, como también informarse sobre los acontecimientos sociales y políticos para poder resolver algunas dudas que los niños se hacen cuando escuchan a sus familiares o su entorno hablar de lo que pasa en el país.
Nuevamente Ingrid, expresa en su poesía sus añoranzas y sentimientos que tiene en su misión de pedagoga. “Tengo Miedo” habla de esa responsabilidad que tienen los educadores , pero también esa incertidumbre que nace al saber que no se saben todas las respuestas y que los educadores y padres también se equivocan.
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