Bloggeros: Por Silvia Muiña
Cuando Creys conoció a Alca no reparó en que no tenía piernas. De hecho, admite que “tardó en darse cuenta”. Esa primera vez, Creys vio en Alca a un joven venezolano que compartía, como él, su pasión por la música cantando en las busetas de Barranquilla para “ganarse el pan de cada día”, como ellos mismos dicen. Esa tarde, aunque ellos aún no lo supieran, fue el inicio de una bonita historia de amistad donde la música ha sido y es el nexo de su complicidad. Como dice Creys: “ya teníamos una conexión sin habernos conocido” porque “escribíamos sobre lo mismo pero cada uno con su letra”. De esas dos versiones nació Una sola nación, un tema que habla de todo lo bueno de su país, porque para hablar de las cosas malas “ya se ocupan los noticiarios”, añade Alca.
Alca y Creys llegaron a Barranquilla en busca de un futuro mejor. Como tantas personas venezolanas, huyen de la crisis económica, política y social que lleva asolando su país desde el año 2015. Amantes del rap, encontraron en este estilo de música una ventana de expresión a través de la cual volver a su país de origen donde, por medio de las letras de sus canciones, rememoran las paradisíacas playas de Venezuela, sus fiestas populares o su gastronomía más sabrosa.
Desde que se conocieron, recorren las calles de esta ciudad subidos a las busetas cantando su tema. Acompañados de un altavoz y un par de micrófonos, ponen música a los viajes de cientos de colombianos que, entre subidas y bajadas, se dejan llevar a esas playas de arena infinita de Venezuela, en los mejores casos. Aunque sea por unos minutos, y con el motor siempre en marcha, Alca y Creys se convierten en los embajadores de su país a través de sus canciones, porque como sabiamente Alca dice: “la música abre fronteras”.
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