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La educación en la región Caribe colombiana. ¿Qué retos tendrá que enfrentar el nuevo Gobierno?

REGIÓN CARIBE ORG se comunicó con el antropólogo y docente David Luquetta, quien explicó cuáles son los principales desafíos que deberá enfrentar el presidente electo, Gustavo Petro, para ofrecerle a la región Caribe una mejora en cuanto al sistema educativo actual.

Es necesario que los estudiantes tengan las herramientas necesarias que les permitan realizar todas sus etapas educativas. Foto: cortesía

La educación en Colombia nunca ha sido de las más eficientes en Latinoamérica; de hecho, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), Colombia está entre los cuatro países del continente con el peor sistema educativo (al lado de Brasil, México y Costa Rica). No obstante, los colombianos han luchado durante años para que el panorama negativo que se tiene del país respecto al tema cambie. No precisamente por cómo se vea Colombia frente a los ojos del continente, sino más bien para que los niños y jóvenes colombianos tengan una educación de calidad que les permita tener las herramientas necesarias para integrarse eficientemente a la sociedad y al mercado laboral.

Si hablamos específicamente de regiones del país, el Caribe colombiano no es el peor; sin embargo, los índices en cuanto a calidad educativa en varios departamentos están por debajo de otros de distintas regiones.

La Universidad del Rosario y el Consejo Privado de Competitividad (CPC) en abril de este año publicaron los resultados del Índice Departamental de Competitividad (IDC) 2022, en el cual Atlántico se encuentra en el puesto número cinco, posicionándose así como el departamento de la región Caribe “con mejor índice educativo”, mientras que la Guajira se ubica en el puesto número 26 (de 32), es decir, uno de los peores.

Según un estudio realizado por la Veeduría ciudadana para la implementación de la Sentencia T-302 de 2017, de cada 100 niños que ingresan a primero de primaria en La Guajira, solo logra llegar al grado 11 de secundaria el 21.8%, el resto deserta del sistema en algún momento del ciclo educativo y muy pocos logran ingresar a la educación superior.

Sabiendo lo anterior y conociendo que existen diferencias marcadas en cuanto al sistema educativo en los distintos departamentos de la región Caribe, la pregunta es: ¿cuáles son esos planes, retos y proyectos que el nuevo Gobierno entrante deberá implementar y asumir para mejorar el sistema educativo en la región?

El tema de la educación fue uno de los más debatidos durante las elecciones presidenciales y es uno de los más relevantes actualmente para los colombianos. La expectativa está a flor de piel, pues el Plan de Gobierno del presidente electo, Gustavo Petro, fue uno de los que se consideró como mejor consolidado en cuanto al tema de la educación.

De las 420 propuestas que presentó Pacto Histórico, 30 hablan de educación; y una bastante mencionada por los ciudadanos es en la que se afirma que “se elevará históricamente el presupuesto público para todo el sistema educativo, garantizando así acceso a la educación pública, gratuita y de calidad a nivel tecnológico y universitario a todos los colombianos”. Esta propuesta estaría “garantizando” que la mayoría de regiones puedan reestructurar totalmente el sistema actual para poder comenzar a aplicar mejor las nuevas herramientas que un presupuesto más elevado puede proveer, facilitando así una mejora en la educación.

Para entender más a fondo este tema, REGIÓN CARIBE ORG se comunicó con el antropólogo y decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Autónoma del Caribe, David Luquetta Cediel, quien afirmó que según su perspectiva como profesional, uno de los mayores retos que tendrá que enfrentar el nuevo Gobierno en cuanto a la educación será brindarle al Caribe una supervisión permanente que logre con el tiempo “garantizar” que la calidad en la educación poco a poco vaya incrementándose e igualándose en todos los departamentos de la región.

Luquetta explicó además que más allá de quizá abrir más espacios o nuevos cupos a otros estudiantes, “es importante” que no se siga viendo el tema de la educación “como un negocio”, sino más bien como la forma en la que el país podrá generar nuevos profesionales capacitados integralmente para que, en un futuro, puedan ser esos mismos profesionales quienes “generen nuevos procesos de transformación y movilización social”.

“No se trata solamente de ofrecer una silla en un salón de clases, sino más bien de tener, por ejemplo, una buena planta de docentes capacitada, actualizada y sobre todo contextualizada, no solamente desde el punto de vista laboral sino desde el contexto social y cultural de nuestra región”, explicó el profesional.

De igual forma, el antropólogo precisó que generalmente los índices evalúan el rendimiento académico de los estudiantes, pero no la calidad de la educación que se les imparte. Indicó que más que salir con buenas notas de las instituciones, es importante que los niños, niñas y jóvenes salgan siendo agentes de cambio social.

“La idea es que esa persona genere impacto en su comunidad, en su familia, barrio, ciudad, etc. Y que como conjunto toda esa población estudiantil sean los que generen procesos de transformación social a nivel de ciudad, departamento y de región (...). El tema de la calidad educativa debe articularse con las regiones y que se descentralice por lo menos el tema de la vigilancia, ya que los lineamientos o las políticas a nivel nacional todavía están muy orientados al tema de consecución de indicadores y no de vigilar que la calidad educativa esté orientada hacia la emancipación del ser humano y a la educación para la vida”, puntualizó Luquetta.

Hay que tener en cuenta que debido a la pandemia del COVID-19, hubo un retroceso no solamente en los índices en cuanto al conocimiento de los estudiantes, sino también a la calidad de las clases impartidas, pues para muchos acceder a recursos como internet, dispositivos móviles o computadoras es casi un lujo.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadistica (DANE), la pandemia generó el cierre de cientos de centros educativos, lo cual generó un aumento en la inasistencia escolar del 2,7% al 16,4%, lo que demuestra que las pérdidas de aprendizaje en niños, niñas y adolescentes han sido incalculables.

Sin lugar a dudas no es solo un reto el que el Gobierno entrante tendrá que enfrentar con el tema de educación, sino varios. No obstante, no es imposible cambiar o reestructurar el sistema educativo actual, pues todo hará parte de un proceso óptimo siempre y cuando se implementen los lineamientos necesarios para que esto pueda ocurrir.

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