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Foto del escritorNatalie Berdugo Cañón

La cumbia colombiana, fue sinónimo de drogadicción y crímenes


La cumbia colombiana fue sinónimo de drogadicción  y crímenes, ¿quién lo diría verdad? cuando para los colombianos la cumbia es música de baile, tradición y de Carnaval, sin embargo para los mexicanos alguna vez esta música representó una situación social que se vivía alrededor de ella; pandillas y violencia. 




La cumbia colombiana es una aventurera, no se ha quedado quieta, le ha gustado moverse por toda su casa; Latinoamérica. En los años 70, en uno de esos viajes cuando visitaba México, llegando a Monterrey con su pollera, fue acogida por muchos y rechazada por otros, debido a los enfrentamientos violentos que sus espectadores y oyentes protagonizan mientras deleitaban su melodía, pronto la tildarían a ella como la culpable de ese bololó, como decimos aquí en el Caribe, sin embargo con el tiempo y con el empeño del fiel creyente de su talento, Celso Piña embajador de este ritmo en su país, la cumbia colombiana se transformaría en otro tipo de baile, eso sí sin olvidar sus raíces, esas mismas que se resaltan al ver la bandera amarilla, azul y roja bordada en gorras, pintada en zapatos y colgada los escenarios, toda esta combinación dió lugar a una cultura suburbana llamada “los cholombianos” quienes con un estilo más moderno en su vestir, alteraciones en la velocidad de las canciones y un cambio de baile, saltan, dan vueltas y mueven sus pies de un lado a otro pero cantando los mismos versos que Andrés andero, Alejo Durán y Corraleros de Majagual. 


“Donde toca la puerta la cumbia, somos bienvenidos”


Este fenómeno llegó al oído de los hijos de la cumbia, quienes su pequeño pueblo San Jacinto, Bolívar, no podían creer que este ritmo trascendiera después de un tiempo, uno de ellos Yeison Landero, heredero del legado de su abuelo Andrés, fue conociendo poco a poco a través de videos, este gran aprecio que le tenían en el norte de México a su abuelo.


En el año 2015, Yeison tuvo la oportunidad de ir a Monterrey como invitado especial a un evento realizando su primera gira internacional



“Cuando ya yo interpreto la cumbia de mi abuelo, que hace mucho tiempo no lo hacía un familiar allá y que estaban álgidos de eso, te digo compa que yo me baje de la tarima y me demoré 3 horas firmando autógrafos sobre algo que no me correspondía a mi, entiendes, y yo decía, esto lo tenía que haber vivido Andrés Landero no yo, y ese día llegué al hotel y recuerdo perfectamente que lloré mucho porque sentía que mi abuelo quedó con los pasaportes en la mano”

Comenta Yeison 


Yeisón agregó que ese sentimiento de tristeza le invadió debido a que sintió que su abuelo debió haber vivido esa acogida, recogiendo los frutos de la semilla de su trabajo, algo que no pasó debido a los quebrantos de salud que tuvo Andrés Landero posterior a  un accidente automovilístico que le afectó su salud, justo antes de emprender la gira a México en el año 2.000. 


“Y yo creo que ahí comencé a sentir el amor que Andrés Landero y la cumbia colombiana tiene en todas partes donde llega, donde toca la puerta somos bienvenidos” 


“Bueno compa, que se escuche un grito de fiesta” 


Después de varias giras en Monterrey, Yeison hoy organiza un gran reencuentro, llevando a cabo el Primer festival Internacional de Cumbia en la tierra de la hamaca grande, el cual tuvo lugar el mismo día  de natalicio Andrés Landero, 4 de febrero y que contó con un gran presencia de una comitiva mexicana de diferentes lados. 


Después de este evento Yeison viajó a Barranquilla, donde tendría una cita excepcional en el Festival “Eco del Caribe”, espacio donde tuvo una tertulia con el maestro Leonardo Gamarra de Sucre y realizaría  un concierto. Esta conversación liderada por el artista de la gaita Marlon Peroza, Director del festival se deslizó entre los corazones de los asistentes, en sus memorias, en sus emociones, que se despertaban con las letras, los versos, historias  y secretos de las creaciones de dos artistas, esas mismas canciones que escuchamos los más jóvenes gracias a nuestros abuelos y los abuelos escucharon en pleno apogeo en pleno lanzamiento. 


Yeison grita: “bueno compa que se escuche un grito de fiesta” con su acordeón, acompañado de la guacharaca y la gran voz de Marlon Peroza invadieron el salón de La Cueva, dando paso a la magia de la música que nos hace unirnos en una sola nación, 


Me parece que te vi bailando un día 


Se encontraban entre los asistentes, los bailarines, gestores, académicos y periodistas mexicanos quienes habían llegado de San Jacinto, Bolívar, un viaje que para el reencuentro de su gran madre la cumbia colombiana, una reunión que vale más que el oro, para conocer la tierra de las raíces de la música que tanto disfrutan, la tierra de los abuelos. 




El Goló de la Milenio es uno de los bailarines más jóvenes de esta comitiva, él pertenece a la nueva generación de los “cholombianos” en Monterrey. Con 21 años de edad es exponente de la cumbia en México como bailarín. Él aprendió de su padre a amar este género, a quien acompañaba a realizar la labor de reciclaje mientras escuchaba “las rolas” de cumbia rebajada. Su gusto por bailar inició un día antes de comenzar su rutina de trabajo, cuandose dió cuenta que las canciones que escuchaba no eran de autoría de México, este preproducción matutina le fue a pedir una memoria usb a su tío, quien al no encontrar el repertorio de las rebajadas le paso unas rolas originales. 


“Yo le dije apá, estos batos se están copiando de la rebajada y luego él me dijo no way, o sea son esas pero nosotros la escuchamos lentas, rebajadas. Ya cuando empecé a escuchar la música como en verdad era, ese fue el sentimiento que dije yo tengo que bailar esto” 

Comenta Francisco Perez, El Golo de la Milenio. 


Por otro lado en esta ronda de baile y jolgorio, se encontraban una pareja de bailarines profesionales, Jaime de Ciudad de México, quien creció escuchando la cumbia rebajada en los barrios de esta gran ciudad. 


“En el DF, muchas veces no sabíamos que ese género era cumbia porque como ya estaba con las revoluciones rebajadas que le dicen  o intervenidas no sabíamos, eso no supimos nunca, como chilango crecimos con la música de ustedes afortunadamente porque en ese momento que estaba emergiendo estos -toquines- en los barrios al mismo tiempo la televisión estaba imponiendo la música que venía de los Estados Unidos, te estoy hablando de los 80”


Llegó el momento los bailarines de cumbia mexicana y colombiana se unieron, Yeison, montado en el escenario tocaba su acordeón y emocionado invitaba a estos dos estilos a fusionarse, lo que parecía una batalla se convirtió en un tejido entre el pasado y el presente, la pareja de pollera, abarcas, machete y sombrero llegaban con sus pasos de coqueteo elegancia y ancestralidad, de pronto Yeison invitó al bailarín de cumbia de Monterrey, El Golo quien con sus zapatos deportivos, gafas y larga pantaloneta  saltaba, poniendo sus pies en punta demostrando irrumpía en un contraste fantástico con lo tradicional, unos veían extrañados y otros felices imitaron sus pasos. 


De manera personal, no pude evitar sentir una gran emoción, escuchar que México visitaba Barranquilla con ese motivo. Un viaje que había hecho hace dos años a este país me había impactado de cómo por ejemplo “La Pava Congona” es tan apreciada en la tierra mejica, alimentando mi pasión por apreciar aún más el legado que tenemos en el Caribe. 


Durante esta noche entendí que la cumbia va más allá de un ritmo, un baile, es un sentimiento que se despierta desde el espíritu que todo lo sabe, sabe que viene en la sangre y que nos conecta con los ancestros y con quienes fuimos alguna vez. demostrando lo que dice Marlon:

“La cumbia ha hecho lo que no ha podido hacer la política, unir a Latinoamérica”. 


PLUS: De esta gran tertulia se pudo deducir varias cosas, una de ellas  “Venir a Barranquilla y no hacer Nada” como lo afirmó el maestro, xxxxx una frase que le quedó a mi colega Lucía, quien vivió por primera vez su Carnaval, la cumbia, el porro y todo este vasto imaginario Caribe.  


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