El corregimiento de Hato Viejo en Bolívar se ha visto afectado por las medidas de prevención contra el COVID-19. El pueblo afrodescendiente de agricultores y pescadores, enfrenta una época de escasez pesquera y crisis económica, debido a que sus vías para el comercio se han cerrado, y aunque los mercados prometidos han llegado por exigencia y protestas de la comunidad, las ayudas no son suficientes.
El municipio hace parte de la subregión del Canal del Dique junto a los municipios de San Estanislao de Kostka, Mahates, Arroyohondo, María La Baja, Soplaviento y Arjona, los cuales también se han visto afectados por las restricciones al comercio.
Desde el inicio de la pandemia, la comunidad ha realizado dos protestas pacíficas, solicitando que los mercados solidarios y demás ofertas del Gobierno, sean en mayor cantidad y puntuales, ya que según afirman la entrega de mercados de 25 mil pesos por familia no fue suficiente para cubrir la totalidad de la población, a pesar de esfuerzos como el de la ONG Procesos de las Comunidades Negras, la cual entregó 45 gallinas para 15 familias.
Danit Escorcia, docente del corregimiento y lideresa social de su territorio, nos cuenta a REGIONCARIBE.ORG ,que cerca de 1.300 personas no han recibido ni una ayuda solitaria.
“Somos una comunidad afrodescendiente, en la que hay casas donde viven 2 y 3 familias en una sola casa y dieron un mercadito por casa. Aquí la gente vive de la agricultura y de la pesca, entonces, si no llueve y si no se puede salir, ¿cómo hace esa gente? Aquí la mayoría de la gente si almuerza, no come y si come, no desayuna. Aquí la situación es difícil.”
Danit también hace parte de los procesos de víctimas del conflicto armado, liderados por la Comisión de la Verdad en la zona del Carmen de Bolívar, debido a que en 2012 fue víctima del desplazamiento por causa de la violencia y el paramilitarismo. Solo años después, gracias al acompañamiento y proceso de reparación volvió a su territorio, donde trabaja como docente.
La zona de Hato Viejo y el Canal del Dique hacen parte de los procesos de víctimas del conflicto armado, liderados por la Comisión de la Verdad, debido a que grupos paramilitares marcaron una época de desplazamientos, muertes y amenazas.
Danit recuerda que fue una de las víctimas que salió desplazada de su pueblo en el 2012 con su familia. Sin embargo gracias al acompañamiento del gobierno volvió a Hato Nuevo, a continuar trabajando como docente hasta el momento de hoy.
“Yo soy víctima de amenazas. Por ahí la Secretaría de Mesa de Víctimas departamental me mandó una ayuda humanitaria para 3 personas aquí en Hato Viejo; dos más y mi persona. La caja la repartí entre 4 familias. Yo no necesito porque mis hijos están grandes y yo trabajo, pero lo que me dan a mí, yo se lo puede ceder porque yo sé dónde están las personas que no tienen.”
Por el momento, Danit lidera la campaña de donaciones a través de la plataforma Vaki Global,
con el fin de recoger incentivos para la alimentación básica de las familias necesitadas. La campaña se encuentra a través del siguiente enlace:
PUEBLO AGRICULTOR
Hato Viejo hace parte de los corregimientos que rodean el Canal del Dique en el departamento del Bolívar y se encuentra ubicado a la orilla de la Ciénaga del Jobo, la cual cuenta con 2.000 hectáreas de espejo de agua que abasteces el pueblo para actividades diarias, como también genera una tierra fértil para el cultivo.
Cosechas de melón, patilla, maíz verde, yuca de los campesinos, normalmente eran comercializados a los municipios de Malagana, Cartagena o Barranquilla para venderse en los mercados, lo que genera según Danit una ganancia de 20.000 pesos por día a los campesinos. Pero debido a las medidas gubernamentales e intermunicipales para enfrentar la crisis sanitaria, se ha prohibido el transporte, evitando que grandes cargas se destinen fuera del corregimiento.
“El melón que aquí en Hato Viejo cuesta $2.000, en Cartagena vale $5.000, pero ahora tienen que conformarse a venderlo a como se lo paguen, porque de lo contrario se le pudren y pierden los cultivos”
Como si fuera un bucle, la incapacidad de poder solventarse económicamente por parte de algunas familias del mismo pueblo, también afecta la venta de estos productos o de los pescados que se consiguen en la Ciénaga.
“A mí me gustaría que aquí se pudiera hacer un proyecto de sostenibilidad para muchas familias. Si una familia tiene un proyecto de tomate, de gallinas, de pollo o de maíz. Ese proyecto da trabajo y se sostiene para su alimentación y está ocupada, pero si solo recibe mercado y si se acaba, pues quedamos en las mismas”
El pescador José Raul Vázquez tiene 61 años, hace parte del promedio de 150 pescadores del pueblo, toda su vida se ha dedicado a la agricultura y a la pesca que aprendió de sus padres. Él afirma que la productividad ha bajado en un 60%, ya que aparte de enfrentar la crisis sanitaria de la pandemia, enfrentan escasez de peces que normalmente se vendían en Calamar y Arroyohondo, agregando que Hato Viejo es un pueblo tiene pobreza extrema y que la gente no tiene para comprar los insumos necesarios para su cuidado.
“Hay pocos pescados y son pequeños, la Ciénega tiene pocas crías y como está lloviendo, el pescao' se oculta entre el monte, no se deja agarrar. El Alcalde quedó en traerle una compra al pueblo y no se aparecía, entonces pasaron 3 semanas y dijimos que ibamos a bloquear las calles, para que él viera que el pueblo estaba organizado, cuando vio eso enseguida se apareció ”
Cuenta el pescador y lides de la protesta , Raúl.
Salud
Hasta el momento en la cabecera municipal, en Calamar se ha reportado 63 contagiados y un fallecido, entre los casos reportados como positivos de COVID-19 se encuentran 4 funcionarios de la administración Distrital como el Alcalde Alejandro Arrázola, señalado por la opinión pública de incumplir las medidas, contagiando a los habitantes durante las campañas de prevención; la secretaria de gobierno Piedad Castellar y el secretario de planeación, Jaider Escorcia Cassiani quien según también cuenta, Danit fue uno de los pocos casos reportados en Hato Viejo, corregimiento que solo ha presentado 3 contagiados.
“Desde el PCN me regalaron 100 tapabocas y antibacteriales pero Hato Viejo es un pueblo grande, es de 6 mil o 7mil habitantes, creo que es uno de los municipios más grandes que tiene Colombia. Ese tapabocas no les dura ni 3 o 4 meses, porque algunos no tienen la facilidad de ir a la tienda y comprar un tapabocas que vale $1.600 y $2.000 pesos”
Danit comenta que los habitantes de Hato Viejo están respetando las medidas lo más que pueden, sin embargo también solicitan mejorías en su puesto de salud, el cual mejoró en el marco de la pandemia, sin embargo solo cuentan con una médico con un horario de atención entre las 8 y las 11 de la mañana y tiene un número máximo de pacientes para atender.
“Tenemos un centro de salud que la administración pasada dijo que no se podía construir allí porque Hato Viejo tiene un proyecto aprobado para un centro de salud. Sin embargo la medio arreglaron con la pandemia para recibir a las personas que están enfermas”
Educación
Danit tiene 64 años, es licenciada en Educación Artística y trabaja brindado clases de artes plásticas basadas en experiencias ancestrales a cursos de bachillerato. Como el corregimiento no cuenta con internet, los docentes preparan las clases por medio de guías, las cuales entregan a los estudiantes por medio de copias, para que desarrollen sus tareas en casa.
La emisora comunitaria anuncia los horarios para la entrega de la minuta alimenticia, momento en que los profesores aprovechan para entregarles las guías. Otras problemáticas que aquejan la educación desde antes de cuarentena, es le dañó del transformador ocurrido en el mes de febrero y según Danit el Alcalde todavía no ha destinado los recursos para arreglar la problemática.
Debido a que los padres son quienes acompañan a sus hijos para realizar las guías, Danit afirma que los padres son el pilar de la educación
Los padres les enseñan a sus hijos aquellos saberes ancestrales que ellos aprendieron de sus papás y ellos los transmiten a sus hijos, entonces es importante esa educación de la casa; el amor, el respeto y esos valores de los mayores hacia los niños de esta comunidad.
Con voz de lucha la señora Danit, expresa que tiene esperanza que la situación del pueblo se mejore y espera que varias personas puedan donar recursos para poder ayudar a las familias más necesitadas de Hato Viejo.
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