Por: Eyleen Santiago H.
Hoy 24 todos están manos rápidas, pero con ánimos de no volarse un dedo, y es en la casa de Graciela Díaz Tapias, el lugar donde desde a una cuadra de distancia se percibe el inigualable olor a pastel, en la Calle 45B con 7G esquina en el popular barrio La Alboraya, donde todos están en una dinámica rápida para tratar de desocuparse antes de 9 de la noche.
Este equipo caribeño con un par de acompañantes venezolanos, tiene como meta hacerse hoy 700 pasteles y que la primera tanda de pasteles salga a eso de la 3 de la tarde.
La señora Graciela se preocupa por su equipo, de uno en uno van haciendo pausas para llegar a la mesa a desayunar y continuar sus labores, que desde las 4 a.m. llegan a picar y preparar la verdura. Sus desayunos son yuca con ahuyama y suero, con la compañía de tradicional bebida del Café de leche.
“Le dejas café de leche a Cande” se oye, porque el primero que come es quien repite y los últimos, “pailas”Cosas que pasan en la casa de Graciela
Esta casa donde se trabaja y es la casa del pueblo, los vecinos entran a ver cómo va el proceso y por dónde van los suyos. Algunos llegan a pedir un toque especial de alcaparra y aceitunas extra; Y una de ellas trajo hasta la tirilla de tela para que le marcaran los suyos aparte.
Visitan para llegar a preguntar por pasteles: “Aquí ninguno para, para hablar” dijo Heiner, Vecino de la familia, luciendo a que llega a saludar, pero independientemente de todo, no se para la producción de este manjar costeño.
“Agiliza la mano, pero no te vayas a mochar las uñas, Carlos, Hijo”
El equipo avanza con un sin fin de licuadas, el proceso para hacer la salsa de las presas de pollo y cerdo de los pasteles. Al son de la música navideña y el ‘”tra tra tra” de los cuchillos al resonar en las tablas de picar, donde simultáneamente con energía y amor pican la cebolla, cebollita, zanahoria, ají pequeño, pimentón y el toque de Graciela que es la berenjena y las demás verduras que ni mencionó, pero eso sí picadas ya estaban.
En el transcurso de la jornada vecino a vecino llegan a preguntar por la primera tanda...
Matiluz y Graciela cuentan una anécdota del año pasado, diciendo que este año no recibirían dinero por adelantado, porque el año anterior recibieron dinero desde la mañana y en el transcurso del día cuando montaron la olla, llegaba personal a esperar los pasteles hasta dos horas en su terraza y se molestaban cuando algunos llegaban en moto o en carro a buscar 10 o 15 pasteles, porque ya ellos habían pagado con anticipación.
Así que mejor este año quien llegue, que llegue, compre y se lleve sus pasteles enseguida.
Esta gran producción de pasteles está en manos de personas maravillosas que algunos son familia y otros ya son parte de ella. La encargada de hacer el empalme con los nuevos integrantes en Matiluz Sierra Díaz hija de Graciela, así como Jazmín Silvera y Milagros Navarro, las encargadas de ser picadoras en el proceso. Hecmary Méndez una de las integrantes más nuevas está hace 5 meses en la familia; ella está siempre en modo de lavar y picar los pimentones. Candelaría Cardoza la chica de la zanahoria, pela y pica zanahoria más rápido que cualquiera.
Por otro lado, el componente masculino de la familia liderado por su hijo Carlos Sierra Díaz, encargado de armar el fogón de leña para montar la olla de los pasteles, pero también ya está adiestrado para revolver en una ponchera 72 libras de arroz, con achote, sal y las verduras. Se apoya con otro de los muchachos del equipo, Leo Martínez que se coloca a la par de Carlos a revolver otras 72 libras de arroz en otra ponchera e ir distribuyendo de manera uniforme la verdura, para luego comenzar a armar los pasteles en la hoja de Bijao.
Pero esto no es todo, también hay un chico al que le dicen “AquaMan”; es Cristian González el encargado de lavar el arroz y escurrirlo, mover las poncheras de agua, pero también lavar las hojas de Bijao para que queden listas para usar.
El sello final de todo este equipo de producción, de esta exquisitez, está en manos de Marcos Herrera Sierra quien es esposo de una prima de Graciela, quien tiene que dar el toque final de los pasteles, pues tiene la tarea de hacer el amarre peculiar de los pasteles de la Sra Graciela, en el puesto de comidas de “De Donde Carlos”, como es conocida la esquina donde coloca esta familia sus ollas de pasteles.
La Maestra: Graciela!, quien se ha encargado de enseñarle a las personas que se han unido a su familia para trabajar en equipo y aprender está culinaria típica del Atlántico. Comanda con autoridad el equipo de los pasteles, pero también es ella quien pica y dosifica de la mejor manera las carnes para que cada pastel quede con su buena presa.
Graciela tiene por costumbre hacer pasteles los viernes y sábados, pero por supuesto en épocas decembrinas los 24 y 31. Porque este es el sustento de ella y su familia.
Estos deliciosos pasteles costeños han llegado más lejos que ella. Porque ha tenido personas que han venido a buscar pasteles para llevarlos a Aruba, Estados Unidos y Jamaica. Y quien sabe a donde más sin que sepa hasta donde ha llegado su fama, por una tradición que cocinan con amor, como ingrediente eterno que trasciende generaciones.
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