A propósito de las Fiestas del 20 de Enero que se celebran por estos días en Sincelejo y todo Sucre, en esta nota repasamos el origen de su canción insignia.
Era una mañana de enero de 1963. El músico Rubén Darío Salcedo, que entonces era un muchacho de 23 años, iba caminando por las calles arenosas de Sincelejo y vio a unos campesinos que bebían ñeque y entonaban cantos de vaquería mientras amarraban con bejucos los armazones de guadua de las corralejas. Las preparaban para las Fiestas del 20 de Enero.
Los campesinos cantaban:
Cuando yo tenía dinero una vaquita yo tenía; ahora que ya no tengo, ¡pobre de la vida mía!
La entonación era tan melancólica, que Rubén Darío se conmovió. Imaginó los palcos de las festividades abarrotados de gente, la algarabía, los güipirreos, los toros enloquecidos y los jinetes en sus caballos con las garrochas en ristre. Atravesado por la inspiración, rumió algunos versos y, al llegar a su casa, agarró la guitarra y les puso melodía.
Le tomó solo unos minutos terminar la canción, que empezaba así:
Ya viene el 20 de enero, la fiesta de Sincelejo. Los palcos engalanados, la gente espera el ganado…
Cuatro meses después, Rubén Darío debió mudarse a El Ceibal, que era la finca de su padre, Esteban Salcedo. Quedaba en El Yeso, corregimiento de Morroa. En esa finca había un caballo blanco y viejo que Rubén incluyó en la letra del porro. De paso, mentó a su papá.
Los versos quedaron así:
Esta fiesta sí está buena, la fiesta en corralejas. Es la fiesta de la Costa más alegre de Colombia.
Allá va Esteban Salcedo en su caballo piquetero…
Al principio, “Fiesta en corraleja” pasó más bien desapercibida. Algunos personajes ricos de la región la acogieron, pero su entusiasmo escondía otro interés: que la canción nombrara al famoso ganadero Arturo Cumplido.
Más tarde, en 1969, Rubén viajó a Barranquilla junto con Alfredo Gutiérrez y los Caporales del Magdalena, y, en los estudios del “Capitán” Molina, grabaron el tema. Se suponía que sería Gutiérrez quien le pondría la voz, pero al final este le dijo a Rubén Darío que lo hiciera él: "Cántala tú. Tú eres el que le da la sabrosura".
El porro fue un éxito instantáneo. Ganó disco de oro y durante dos años consecutivos fue la canción más escuchada en Colombia. Hoy se conocen alrededor de 180 versiones en diferentes idiomas. La de la Billo's Caracas Boys es la favorita de su compositor.
Con el dinero de las ventas, Rubén Darío se compró una casa cercana a la Plaza Majagual, que es la antigua sede de las corralejas.