La entrega del reconocimiento a la escritora sanandresana se realizó en el auditorio Marvel Moreno de la Universidad del Norte.
Cortesía Uninorte
En homenaje a su gran trayectoria literaria, la escritora sanandresana Hazel Robinson, autora de múltiples novelas y libros de cuentos que dan cuenta de la historia y orígenes del Caribe insular (San Andrés, Providencia y Santa Catalina), recibió la Medalla al Mérito de la Universidad del Norte en medio del VI Congreso de Literatura: Álvaro Cepeda Samudio y Hazel Robinson, organizado por la Maestría en Literatura y Escrituras Creativas, en el auditorio Marvel Moreno.
La Medalla al Mérito fue entregada a Hazel de manos de Joachim Hahn, vicerrector académico de la universidad del Norte.
“Cuándo comencé a escribir en El Espectador había un avión que llegaba cada 15 días, que llevaba 60 suscripciones. Yo recibía todas las del mes para buscar entre ellas lo que me interesaba, a mí solo me interesa una sección que se llama preguntas y respuestas de Go. Un día en la apertura del puerto libre alguien preguntó, ¿Por qué San Andrés y Providencia pertenecen a Colombia? Debido a que él creía que éramos de descendencia inglesa. Respondí que también veníamos de diferentes partes incluso de África, sin saber que era un continente en ese momento. Posteriormente mi respuesta apareció en una edición de El Espectador, lo cual me sorprendió. El proceso para responder las preguntas era eterno porque había que esperar nuevamente al avión, pero yo le daba mis escritos al piloto para llevarlos directamente al periódico”, evocó Hazel.
A su vez, la autora explicó que durante su aventura de escritura recibió una solicitud de Gabriel Cano, entonces director de El Espectador para que siguiera escribiendo sobre las islas. Al continuar con los escritos, Hazel afirmó que el proceso fue duro, porque en la isla no había el papel necesario para los textos, razón por la que los conseguía por cuenta propia. De esta forma pasaron varios meses hasta que recibió una invitación a Bogotá por parte de Cano, la cual se convirtió en una relación de tres, Hazel, Gabriel y el ajedrez.
“Cuando por primera vez me invitaron a El Espectador, fue también mi primera vez en Bogotá. Ellos pensaban que llegaba una señora de 40 años y yo tenía 20, estaba un poco asustada porque una cosa es ponerse a escribir y otra es hablar con un grupo tan grande. Cuando llegué ellos no sabían que hacer conmigo, tenían la duda de si era yo la escritora o no. Entonces me encuentro con Gabriel, para confirmar mi identidad, me invita a su casa y así fue como nació nuestra pasión por las tardes de ajedrez, tanto que durante una semana iba todas las tardes a escribir y jugar”, expresó la escritora.
Hazel ha sido considerada por la crítica como una novela fundacional, cuenta historias a la manera clásica, siguiendo un orden lineal con narrador omnisciente y una preocupación: no dejar que el interés del lector decaiga. Todo ello representado en sus crónicas.
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