Por: Andrea Hasselbrinck
Érase una vez una soleada tarde en el barrio Mequejo de Barranquilla, Colombia. Parecía igual a cualquier otra hasta que un grupo de entusiastas desconocidos, traídos como por la brisa decembrina y armados de magia y alegría, se tomaron un parque del lugar.
Algunos habitantes desconcertados se asomaban desde las ventanas y puertas de sus casas intentando averiguar qué pasaba, por qué tanto movimiento... al menos buscaban descifrar si algún rostro les resultaba conocido. Los más arriesgados se acercaban intentando adivinar los cambios que aquellos extraños intentaban plasmar en la zona de juegos del sector. Mientras tanto, los recién llegados continuaban organizando el parque para iniciar con su actividad.
Martha, la directora de esta jornada que aún no iniciaba en forma, asignaba los roles de las misiones y estaciones que estarían a cargo de cada uno de los voceros voluntarios. Entonces les dijo leyéndolo de sus apuntes:
- Todos tenemos una misión hoy, pero cada uno tendrá una tarea específica hasta que cumplamos el objetivo. Jacob será el presentador; Xavi y Jose se encargan del registro fotográfico y audiovisual. Lore, May, Fabrizio, Mónica, Nury y Lina estarán a cargo de las estaciones de alimentación y refrigerios. El ‘Sinfín de pintucaritas’ estará en manos, literal, de Oscar, Paula, Linda y Sindy. Andrea y Angie atenderán con amor la ‘Estación de Coloreo’.
- Milena estará al frente de la coordinación de escenario para que los artistas que nos acompañarán puedan tener el tiempo acorde con su actividad; Tedys y Carlos continuarán su misión de producción técnica para que todo se escuche y se vea perfecto. Bile, que ha estado también en la organización, seguirá siendo la productora general, pero ¡atención! Enrique Herrera, mi papá, es el supervisor general así que a hacerle caso!!!" Y todos estallaron en risas ante tan cariñosa indicación. "Contaremos también con la colaboración de los voceritos Emiliano y Salvador quienes, junto a sus padres, servirán con amor a los niños y niñas que llegarán en minutos".
Todos fueron preparados con su armamento lúdico y herramientas para iniciar la aventura que les esperaba, cada uno con sus súperpoderes listos para recibir a los habitantes y hacerles saber que su misión en esa tarde decembrina era una sola y la mejor: regalarles alegría.
Con su reino ya arreglado, se dispusieron a ejecutar el plan que hicieron para cumplir con su objetivo. Eran las 3 de la tarde en Barranquilla. Bajo la sombra de una tela verde que parecía bailar con la brisa, la música, la ‘Estación de Coloreo’ con su diversas opciones de diseños y colores, la mesa de refrigerios llena a tope con hidratación, dulces, alimentos para compartir y chucherías, comenzaron los concursos y los espectáculos.
Poco a poco fueron llegando padres , hijos, abuelos, chiquitos, grandes, gorditos, flaquitos, solos, acompañados; todos asistieron preparados para unirse a la misión de esos héroes sin capa ni antifaz. La música se detuvo, todo quedó en silencio total. Jacob, con su sonrisa y su voz se acercó al micrófono. Todos estaban atentos para ver si lograban comprender lo que estaba sucediendo. Entonces, cuando las miradas estaban fijadas en él, dijo:
- Hoy viviremos la novena edición de “Regalemos Alegría”, el programa que desarrolla la Fundación Voces desde 2011, con el propósito de compartir jornadas lúdicas, recreativas y artísticas en diferentes comunidades, llevando momentos inolvidables en cada sesión.
En ese momento, los rostros se iluminaron ya no solo por el sol sino porque, finalmente, descubrieron la razón por la cual esa gente sonriente estaba ahí.
Se sumaron varios artistas al conocer que se realizaría esta novena edición de la actividad, entre ellos la maravillosa Vicky Osorio, las historias de Patricia Ruiz, las ocurrencias de La liga impro, las melodías que entonaban Leang Manjarrés y Ailán Wong y la agrupación de gaita que dirige Wilmer Valderrama... no se imaginan cómo se iban atrayendo una a una las personas de todas las edades al tiempo que perdían el miedo y se acercaban donde Óscar a pintarse la cara color esperanza.
El clima fue cómplice a pesar de la ausencia de brisa a ratos y aún por algunas nubes grises que de vez en cuando se atrevían a pasar de manera impertinente. Sin embargo, la fiesta continuó.
Entre risas, juegos, música, colores y demás, Martha tomó el micrófono para liderar una dinámica singular y tradicional, un sello único de Regalemos Alegría:
- Ustedes van a cerrar sus ojos, van a pensar, a imaginar, a sentir cuál es ese deseo que tienen, pero no puede ser algo material. Si ustedes quieren una bicicleta, una muñeca, un carrito, eso no es lo que van a pedir ahora; ustedes van a pedir ese deseo que no es material... como salud o lo que cada uno quiera o necesite. Voy a contar hasta cinco y ustedes van a cerrar sus ojitos y van a pensar ese deseo que, de alguna manera, le están pidiendo al Niño Dios. 1, 2, 3, 4, 5. Ahora, desde donde están, tengan su deseo en mente y mándenle con sus manos esas chispitas de magia y buenos deseos al pudín (una gran torta decorada con colores de Navidad) con mucha fe y confianza en que eso que quieren se hará realidad."
Hubo un silencio hermoso. Toda esa buena energía iluminó y rodeó el lugar, los ojos llenos de ilusiones no hacían más que brillar. Los grandes y chicos le contaban al lente de Xavi sus deseos para que quedaran en video. Estos eran algunos de ellos:
Entretanto, el equipo de voceros seguía mostrando el camino de su intención, con las palabras que nacen del corazón:
- Nuestro propósito es exactamente ese: regalar alegría. No llevamos regalos ni cosas materiales porque creemos firmemente que ‘a los recuerdos no se les acaban las baterías ni se dañan con el tiempo’
Las horas pasaron y los niños sin fijarse obtuvieron el mejor regalo alguien puede darles: felicidad. Ese domingo, 15 de diciembre, aprendieron que lo material se daña, pero los recuerdos son para siempre. Y, colorín colorado, la novena edición de Regalemos Alegría 2019 ha terminado. No obstante, las aventuras de Martha y sus amigos de la Fundación Voces estamos seguros de que revolucionarán otros barrios de Barranquilla, Cartagena o de alguna otra comunidad donde, sin conocerles, niños y niñas estarán esperando este momento único para sembrar en ellos nuevos recuerdos.
Así se vivió esta IX edición de Regalemos Alegría en el barrio Mequejo:
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