Por: Ángela Pertuz
Al atravesar la calle de las vacas, hoy, calle 30, entre las carreras 41 y 46 encontramos un mercado llenos de colores y formas que dan sentido al comercio que hoy se mantiene después de décadas.
Gracias a la ubicación geográfica y portuaria, el comercio en Barranquilla inició en el Centro Histórico y con el un mercado que ha trascendido en la historia, en él se consigue hasta lo inimaginable, hay, desde todos los vegetales, tipos de carnes, repuestos de toda clase, pájaros en jaulas exhibidos como obras de artes, hasta costales llenos granos.
Lo compone un callejón en el que solo se puede acceder caminando, pues, está lleno de puntos de comercios y solo al final da con una calle en el que los estantes están dispersos pero componen una escena surrealista.
Las carnes cuelgan de hilos tapando los rostros de quienes ven pasar la tarde esperando su venta; las verduras llenas de colores resultan atractivas al componer un bodegón gastronómico dispuesto para su compra.
El Mercado de Granos, un día cualquiera es el reflejo del esmero y creatividad del barranquillero de a pie, quien vende lo que sea y con la mejor disposición.
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