Pertenecer a un grupo indígena para ella es conservar la identidad, las costumbres y proteger ante todo la madre tierra.
Judith Marina Torres Solis es perteneciente a la cultura arhuaca, una comunidad ubicada en la Sierra Nevada de Santa Marta. Es representante de las mujeres en el departamento del Magdalena, trabaja en control de calidad de artesanías, y hace parte de una de las 30 comunidades indígenas que están presentes en la Feria Gastronómica Sabor Barranquilla, con el propósito de preservar vivas las tradiciones de las comunidades étnicas a través del fortalecimiento comercial de sus procesos productivos.
Decir artesanías para ella es cultura, un conocimiento que se va transmitiendo de generación en generación, si bien la historia ha cambiado, pues antes sólo era por gusto, ahora la mochila artesana se ha vuelto un medio para subsistir y mantener a la familia.
El tejido de las mochilas es netamente de las mujeres, las niñas desde su vientre ya vienen con la noción de conocimiento, a medida que crecen las van desarrollando hasta llegar a su adolescencia donde ya han perfeccionado el arte.
Hacer una mochila conlleva un proceso largo porque representa un valor espiritual muy importante, en cada diseño se expresa un lenguaje, un significado y sabiduría diferente en torno a la naturaleza, a los caminos o historias. Como la mochila es un símbolo de la armonía, primero se trasquila la lana de oveja, se lava y empieza el hilado de acuerdo a las energías positivas y negativas, debido a que todo debe estar conectado para que haya un equilibrio.
El arte nace con ellas, y ahí dejan todo su amor, armonía y sentimientos.
''Estar en la Feria es muy importante, porque se conoce mucha gente de diferentes lugares y con buenas proyecciones'' dice Torres Solis, dando voz a todas la comunidades que hacen parte de Artesanías de Colombia que están presentes en Sabor Barranquilla.
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