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Foto del escritorRegiónCaribe.org

El psicólogo que vende sus libros desde los 10 años



Henry Ortiz no sabe que hoy, 23 de abril, es el día del idioma español. Sin embargo, el apasionado por la lectura se dedica a vender libros desde los 10 años. Para él el idioma es una trampa, no le gusta que le pregunten sobre su libro favorito y, en realidad, no le gusta vender libros.

“A mí me gusta leer y escribir, y yo siempre he tenido claro que nada más quería ganar dinero de esa forma” afirma Henry, quien a sus 22 años se acaba de graduar de Psicología en la Universidad del Atlántico, lugar donde vende libros que ya se ha leído o los que tiene repetidos. Mientras entrevisto a Henry, la gente llega y le pregunta por un libro, él responde con el precio y un resumen de una frase. Como de costumbre, la gente duda en comprar preguntando qué otro día estará, a lo que Henry responde: “Hermano, yo no vengo un día de estos, nada más los días en que no trabajo y que no tengo dinero y necesito costear de alguna forma”.

Aunque es psicólogo, no considera que tenga la madera para la clínica; para él, su virtud de la empatía es la peor arma de esta profesión. Sin embargo, trabaja como psicorientador, dictando talleres de lectura y escritura creativa en un colegio de la ciudad y además realiza trabajos periodísticos para la edición de la Revista Semana llamada “Semana Rural”, en la que cuenta historias del Caribe, como la de un nazareno de Santo Tomás o la historia de una prostituta de Venezuela que trabaja en Colombia.


“Fausto, ese cuesta 12 mil, amigo” le comenta el vendedor a un posible comprador, agregando: “pero, vea, podría estar más barato, es que a mí me fascina mucho esa edición, entonces quiero que la gente me diga –no, no, no, no te lo voy a comprar-, pero si lo quiere comprar, lléveselo, tengo como 20 Faustos”. Henry inició la venta de libros desde que empezó a comprarlos, es decir, a la edad de 10 años, cuando su papá le pagaba por hacerle mandados al centro de Barranquilla, por lo que ya perdió la cuenta de cuántos ha vendido.

Su primer libro fue La Fábula de Rafael Pombo. No considera que tenga un solo libro favorito y piensa que leer tiene el poder de reinventar a la gente porque “nos hace encontrarnos y desencontrarnos constantemente, porque todo lo que pensamos hoy, mañana podemos tirarlo a la basura nada más por un libro que nos haga pensar lo contrario” expresa Henry.


“Sentirse solo” es la clave de Henry para adquirir el hábito de lectura, recomendando “Cartas a un Joven Poeta” de Rainer Maria Rilke. “Me parece que los libros son el mejor refugio para encontrarnos con nosotros mismos y eso lo que quiere la soledad” expresa, aunque que considera que la sociedad enseña que se debe huir de la soledad.

Para él hacer que a alguien le guste leer es un logro, por lo que se da a la tarea de buscar ese libro que encaje con la personalidad de sus amigos o familiares, expresando con felicidad, que sus hermanos y su madre ya tienen el hábito y han caído en lo que él denomina la trampa del idioma: “A veces no somos entendidos y hablamos el mismo idioma, se supone. El idioma es una trampa porque se vale de otros idiomas para hacerse idioma, el idioma es una trampa porque hay cosas que le quedan pequeñas a las palabras”, asegura Henry, quien pueda que venda libros mañana o tal vez nunca más.

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