El auge del jazz en Barranquilla ha ido despertando entre sus amantes, recuerdos y curiosidades sobre como llegó este género tan exquisito pero popular a la tropical Arenosa. Fue en los años 30 cuando la ciudad quiso coquetear con el género, por la inmigración de gustos y costumbres de familias de otros países.
En el mes del jazz, el Museo del Arte Moderno de Barranquilla realizó un conversatorio con historiadores, investigadores y músicos quienes hablaron del género gestado en New Orleans, Estado Unidos y cómo este llegó a esta ciudad Caribeña, Barranquilla.
Familias que llegaban a vivir en la tranquila y visionaria “Puerta de Oro de Colombia” traían con ellas instrumentos que por su procedencia y complejidad “industrial” eran escasos en tierras caribeñas, tales como el clarinete, la trompeta, el piano y entre otros instrumentos de viento. Esto permitió que se experimentara el género, considerados en ese entonces sofisticados en los años de 1920 y 1930, según el historiador y amante de la música, Jorge Villalón .
“El jazz nació de una feliz confluencia del más alto nivel de la tecnología musical que existía en Europa y que estaba presente en New Orleans (nombre en inglés), cada vez más cerca a Nueva York y a la parte oriental de los Estados Unidos y una población negra habida de expresarse estéticamente y musicalmente” afirma el historiador.
Los principios del jazz nacen en la misma ciudad que dice, Carlos Vives que se parece tanto a Barranquilla, en Nueva Orleans en el año 1890, como consecuencia de la unión de profundos ritmos y voces que los entonces esclavos africanos juntaban con las sonoridades de los instrumentos franceses, propias de la música clásica.
Al tener unas raíces africanas, el jazz recibe en sus inicios la estructura de los cantos en colectivo y la improvisación, que se practicaban durante los entierros o la despedida del “muerto”, así como también lo heredó el género “lumbalú” de San Basilio de Palenque en el departamento de Bolívar, entablando así una familiaridad sonora.
“En New Orleans cuando tenían un entierro o funeral empezaban a hacer los llamados riff . En las procesiones y se iban sumando músicos. Tocaban, se iban sumando e improvisando, de ahí nace este estilo que es básicamente negro” afirmó el músico e investigador, Leonardo Donado.
Barranquilla
Fue la radio y por supuesto las fiestas de los clubes, lo que permitió que el jazz se fuera inmiscuyendo poco a poco en los corazones de los barranquilleros. Uno de los primeros contactos registrados fue la presentación de los panameños, la Orquesta Panamá Jazz Band en el Club ABC, durante los años 20, posteriormente se crearía la Orquesta Jazz Band Barranquilla, la Orquesta Sosa Jazz Band y Orquesta Víctor dirigida por el arreglista italiano Pedro Biava, quien se dedicó a dirigir otras orquestas y cuartetos, pero sobretodo influencio a uno de las grandes orquestas que se acercaban al jazz en el Caribe, la Orquesta de Pacho Galán A. M., como también a otros maestros del Caribe reconocidos como fue Peñaloza, Adaúlfo Moncada, Nelson García, Cartagena Jazz Band y Alex Acosta y por supuesto Esthercita Forero quien grabo con Galán y con el pianista cubano René Touzet, entre otros.
“En los años 30 ya comenzó a parecer el cine hablado, entonces Biava que tocaba el cine mudo, tuvo buscar otras opciones con la Orquesta con el señor Sosa y finalmente todo esto culminó en el año 1939 con la creación de la primera escuela de música de Barranquilla, que es Bellas Artes y de ahí la cosa fue mejorando porque empezaron a llegar más pianos” comenta el historiador Villalón.
Fue así que en los clubes de la elite de la cultura europea, en el Hotel del Prado, el Country Club, entre otros se escuchaba el jazz, pero identificándose como un género de alta alcurnia como pasaba en Nueva York, tanto así que durante los Carnavales también los clubes disfrutaban de sus dosis de este géneros, más los tropicales. Las orquestas también llegaban a Córdoba y el Cesar en los festivales de porro, donde algunos se dedicaban a escuchar jazz.
Debido al interés de familias europeas en escuchar su música, a mediados de los 60 se crearon diferentes programas radiales en la Emisora Universal Stereo, pero además también se formó “La Emisora Atlántico Jazz Banda”, la Uninorte FM Estereo más tarde en los años 80 se quedaría con su famoso programa “Tiempo de Jazz”.
Para el músico y director de la Atlántico Big Bang, Guillermo Carbó este encuentro cultural inculcó un ADN que nos impulsa buscar encuentros con el jazz en la actualidad
“De una u otra manera nosotros nos identificamos con el jazz, hay un cierto sentido de identidad a pesar que haya tenido esos orígenes y ese desarrollo, lo vimos desde sus inicios, todos estos nexos culturales hace que haya un ADN, una semilla que compartimos y por eso hemos vuelto a reencontrar algo que conocíamos y por eso lo estamos adoptando” comenta el músico.
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