El bullerengue es un baile tradicional y para los marialabajeses esta es su cédula de identidad, ese documento con el que le dicen el mundo que sus raíces afrodescendientes resisten.
La etnoeducadora Everlides Contreras del Instituto Rafael Uribe Uribe del municipio de María La Baja, tiene 26 años ejerciendo su labor enseñando una cultura de baile y de paz. Son 27 años los que tiene el Festival y Reinado Nacional de Bullerengue, el cual ha visto crecer forjado por Pedo Diaz Cabarcas y Palacio Miguel quien introdujo el baile de la guabina y el mapale en el pueblo.
“Se empezó de 0 con bailes que nos trajo Pedro Díaz Cabarcas, que nos trajo Palacio Miguel e invitó a muchos jóvenes que bailáramos mapale y guabina, ellos nos enseñaron muchos ritmos del interior del país, y los pelaos con eso de la guabina, empezaron a estimularse a tal grado que empezamos a pensar en los nuestro, que ya el mapalé, que ya la cumbia, ¿pero qué más había? y empezaron procesos de investigación”
Afirma Everlides.
El bullerengue siempre ha estado en la cotidianidad de esta población afrodescendiente, cuenta la cantadora Ceferina Banquez, quien pertenece a la segunda generación de matronas bullerengueras, ella recuerda a sus tías o familiares reunirse para simplemente a cantar, pero estos espacios no fueron enseñados como lo es ahora que se ven en actividades culturales como un festival o reinado, las cuales permite preservar y expandir estos saberes.
“Esta es una fiesta muy importante para nuestro municipio, es una fiesta que nos llena de regocijo, que enternece el alma, que nos pone en contacto con lo que somos, que nos pone en contacto con nuestro mundo afro, porque realmente el bullerengue es ese llamado inicial a que conmemoremos la fundación de nuestro municipio, pero es el llamado a que recordemos nuestra ancestralidad, es el llamado a que le digamos al mundo entero, que gracias al bullerengue hoy pervivimos convivimos con todo lo que se gesta en nuestro país.
La cantadora Ceferina, emocionada intentaba copiar esos cantos, sin embargo este no fue enseñado de forma contante y creció en Maria La Baja hasta cuando le tocó salir de su finca debido al desplazamiento, fue hasta el 2007 cuando regresó que deicidio cantar y componer inspirada en las situaciones de vida que le trajo la guerra, aprendiendo de quienes ya habían comenzado un como Pabla Flores.
Por otro lado, Everlides recuerda que en el barrio Chumbún la gente se bañaba en la Posa de Pepe o Positos de arroyo Abajo, donde también se tocaba bullerengue y el llamador. Hoy esta tradición resiste, pero a punta de sudor y pasión de gestores, bailarines y cantadores que desde su realidad hacen lo posible por sobrevivir y resistir.
La etnoeducadora de bullerengue comenta que esta es una muestra de jolgorio, pero es al mismo tiempo una muestra para recordar al mundo que el pueblo afro existe y las leyes indican que tienen derechos, tal cual se expresa en los artículos constitucionales, 70, 71,72 en los que se indican que el Estado tiene una responsabilidad de salvaguardar la tradición.
Desde hace 27 años María La Baja inició desde cero este festival y casi sin conocimiento y desde el simple ejemplo de intuición y ejemplo de familias que bailaban chalupas, fandangos y sentaos. Hoy Evarlide dirige un grupo de bullerengue en la institución donde dicta clases y donde ha invitado a diversos músicos y bailarines de quienes ha tenido apoyo y a pesar de que son gestores culturales que le ponen corazón, afirma que no son remunerados como se lo merecen.
“salvaguardar la tradición no es simplemente salvaguardarla porque si, es salvaguardarla para que decir que tenemos identidad nacional, que pertenecemos a un país, que pertenecemos a un estado, esos 3 decretos constitucionales también nos indican que el empoderamiento cultural que manifiestan las comunidades debe ser guardado por el Estado y además se le debe invertir”
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