En el marco del Día de la Memoria Trans que se celebró el pasado 20 de noviembre, este medio de comunicación entrevistó a una mujer miembro de esta comunidad, quien explicó cuales son las situaciones que viven en el Caribe colombiano las personas transgéneros.
El ‘mes Internacional de la Memoria Trans’ se creó con el fin de visibilizar a aquellas personas pertenecientes a esta comunidad que, por ser diferentes, han sido víctimas de violencia, malos tratos, injusticias e incluso asesinatos.
Precisamente es el 20 de noviembre el día conmemorativo. Este día fue asignado Día de la Memoria Transgénero en el año 1998 por Gwendolyn Ann Smith, mujer transexual y activista que, en memoria del asesinato de Rita Hester que sucedió en ese mismo año, decidió alzar su voz y exigir justicia y respeto por esta comunidad.
Rita Hester fue una mujer transexual y afroamericana que fue asesinada a sus 35 años en su vivienda mientras dormía. En primera instancia la hipótesis de las autoridades fue que el asesinato se debía a un robo; sin embargo, tras investigar mejor se determinó que ninguna de las cerraduras de su apartamento había sido forzada ni faltaban artículos de valor, por lo que de inmediato sus familiares reclamaron que el móvil de este crimen “fue el odio debido a su género”.
Fue entonces cuando Gwendolyn Ann Smith reunió a un grupo de más de 250 personas quienes se dieron cita en un sitio público para hacer una vigilia a modo de protesta y en honor a esta mujer asesinada. Desde entonces se designó el 20 de noviembre un día honorífico para las personas que han sufrido por haber cambiado su género.
Este hecho causó indignación en la comunidad trans, quienes afirmaron que además del asesinato, a Hester se revictimizaba una y otra vez a través de los medios de comunicación, quienes según ellos trataron el tema de forma “irrespetuosa”. Otra situación que causó molestia e indignación es que, hasta el momento, el crimen no fue esclarecido y esta mujer nunca obtuvo justicia.
Actualmente el tema de orientaciones sexuales y géneros diversos es “más aceptado socialmente”; no obstante, aún hoy día sigue evidenciándose diariamente discriminación y actos de odio en contra de las personas que pertenecen a esta comunidad.
De acuerdo con el más reciente informe ‘Trans Murder Monitoring’ del Observatorio Mundial de Personas Trans Asesinadas, entre todo Suramérica, Colombia se ubica en el segundo puesto en países que más homicidios presentan sobre esta población, ubicándose después de Brasil.
Según el informe, entre el 20 de noviembre del año anterior y la misma fecha del año actual, se han contabilizado un total de 22 muertes violentas de mujeres trans.
“Hoy con ocasión de la Memoria Trans, movilizaciones y actos colectivos, recordamos a las centenares de personas trans que hoy día ya no están con nosotras, porque fueron asesinadas, o en la precariedad con las que les tocó vivir no les permitió consolidar su proyecto de vida. No las olvidaremos”, dijo el portavoz del Trans Murder Monitoring.
Es preciso mencionar que en esta fecha también se conmemoran a aquellas personas trans que continuamente son víctimas de todo tipo de violencia, como la negación alimentaria, educativa, laboral, médica, entre otros.
Para conocer un poco más lo que es pertenecer a esta comunidad y las problemáticas que enfrentan diariamente, Scarlette Sánchez, una mujer trans de 32 años, aceptó una entrevista con este medio de comunicación para contar un poco acerca de lo que vive una persona que no se sintió cómoda con su género de nacimiento y decidió hacer una transición.
P: ¿Qué se siente ser trans en la región Caribe?
R: Es un tema muy complejo y no creo que tenga una sola respuesta, pues cada caso es único. Desde mi perspectiva pienso que tanto en la región Caribe como en Colombia como tal, ser trans duele más o menos dependiendo de quien sea la persona. Si eres una trans de dinero, que ha podido hacer su transición temprana, con hormonas, cuidados y apoyo, normalmente sueles recibir menos críticas y burlas que aquellas personas que no han contando con esa suerte. Es decir, entre menos trans te veas, más respeto obtienes.
En mi caso específico no suelo recibir muchas burlas ya que afortunadamente conté con mi familia en mi proceso y comencé con hormonas a la edad de 18 años; sin embargo, no tengo ninguna operación y si se me nota que soy una persona trans, por lo que nunca falta de vez en cuando quien me falte el respeto, pero yo personalmente tomo las cosas de quien viene. Hay personas de la comunidad que tristemente no han tenido recursos y lo único que pueden hacer es quizás maquillarse o utilizar ropa de mujer y son ellas las que más maltrato suelen recibir, las humillan por su aspecto físico, por su voz y hasta por su nombre. En el caso de los hombres trans, no conozco muchos, pero sí sé que ellos suelen recibir menos malos tratos que nosotras las mujeres.
P: ¿Cómo te apoyó tu familia en este proceso?, ¿Qué tan importante fue ese apoyo?
R: Puedo decir con toda seguridad que el apoyo de mi familia lo fue todo. En mi caso en particular siempre tuve mucho miedo, vengo de una familia conservadora y estricta, duré mucho tiempo “en el closet” ya que no me animaba a confesarle a nadie lo que llevaba por dentro. Fueron tiempos muy duros, decidí contarle primero a mi hermana quien en ese entonces tenía 12 años y yo tenía 17, literalmente le dije “hermana yo siento que soy mujer”.
Ella a pesar de ser una niña pequeña aún, decidió apoyarme de inmediato y prometió guardar el secreto; sin embargo, no fue así. Como a las dos semanas de haberle confesado el que era mi mayor secreto en ese momento, mis padres me invitaron a comer algo, fuimos y allí me dijeron lo que mi hermana ya les había contado. Me preguntaron si lo dije en verdad o en broma, ahí me quebré y terminé contándoles todo. Honestamente me sorprendí mucho ya que ellos eran unas personas mayores y eran muy políticamente correctos, pero ahí aprendí que el amor que tienen los padres por sus hijos es demasiado fuerte. No diré que fue fácil, ellos lloraron conmigo y mi mamá en algunas ocasiones intentó hacerme cambiar de parecer, pero así no funciona esto (risas). Luego de ahí ellos me apoyaron mucho en todo y me pagaron todo mi proceso hormonal, sin ellos esto nunca habría sido posible y les debo todo lo que soy.
P: ¿A qué edad te diste cuenta de que no te sentías identificada con tu sexo de nacimiento?
R: Desde que recuerdo siempre me sentí rara. En esa época más bien era raro, pues era aún varón. Siempre fui un niño muy inseguro, tímido y afeminado. En el fondo pienso que mis padres siempre sospecharon algo conmigo, pero nunca dijeron nada. Siempre me llamó la atención las cosas de mujer: los tacones y el maquillaje de mi mamá, la ropa de mi hermana, entre otras cosas; no obstante, también fui un niño al que le gustaban los balones, los carritos y los juegos de correr y ensuciarme. Pienso que el tema del rosa y azul es un estigma más de la sociedad.
Para ser más puntual con la respuesta, honestamente no me di cuenta de que yo era mujer hasta a eso de los 13 o 14 años. Allí me di cuenta de que casi no tenía amigos varones, sino mujeres, y con ellas me llevaba muy bien, hablábamos de bandas, de maquillajes y hasta de novios, y la verdad nunca fui discriminado por eso, tuve suerte.
P: ¿Cuál es la mejor forma de apoyar a la comunidad trans?
R: Visibilizándonos. Siento que las minorías muchas veces somos “lo que se esconde bajo el tapete”. Nosotros no pedimos que nos hagan un altar ni que hablen a diario de nosotros, pero si pedimos que no hagan como si no existiésemos, porque los crímenes de odio en contra de las personas trans continúan a diario en todo el mundo. Incluso aquí en Colombia hemos sido pisoteados una y otra vez y en ocasiones las autoridades se hacen los de la vista gorda cuando se trata de ayudarnos. Lo que queremos es que entiendan que somos personas normales, que simplemente hacemos parte de una minoría distinta de personas que nacieron en el género equivocado pero que tenemos mucho por aportar.
Otra forma de ayudarnos es que, si por algún motivo se ve a alguien acosando, hostigando, humillando o vulnerando los derechos de una persona trans, se intervenga inmediatamente. Pienso que eso de “no es mi problema” es uno de los principales problemas que tenemos como sociedad, es hora de dejar de ignorarnos unos con otros y apoyarnos más. Si alguien necesita ayuda, sea trans o no, y yo estoy allí, pueden estar seguros de que no dudaré un segundo en ayudar. Hay que ser más humanos los unos con los otros.
P: ¿Qué mensaje le enviarías a aquellas personas que se sienten distintas, pero no saben como afrontarlo?
R: Yo hoy les diría que no están solos, que sé que no es fácil y que no lo será, pero que no tengan miedo de vivir quienes realmente son. Es horrible estar en una vida o en un cuerpo al que sientes que no perteneces, es como una cárcel y orilla a muchas personas incluso al suicidio, es algo que solo lo siente quien lo vive (...).
Les diría que sigan adelante, que busquen ayuda, recursos, apoyo o aunque sea una mano amiga. Siempre habrá alguien dispuesto a escuchar y aquí hay toda una comunidad que bien o mal siempre está dispuesta a prestar su ayuda, por eso les digo que no tengan miedo y que se vayan de frente contra todo aquel que los quiera menospreciar por quienes son, y esto aplica para personas trans o de cualquier minoría. Que sepan que todos somos importantes.
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