El rastro de lo que un día fue la cosmopolita del desarrollo colombiano aún sigue vigente en fachadas, en recintos baldíos fotografías.
Me aventuro a caminar el barrio 'El Prado' esta vez no bajo el juicio de una mujer de 22 años, que conociendo solo una parte de la historia ve en los lugares algo especial.
Nos encontramos siete jóvenes bajo el liderazgo de Johnny ‘El Mono’ Insignares, amante y conocedor de la historia enmarcada en la vieja Barranquilla, para aventuramos a descubrir el detrás del Barrio el Prado.
Primera estación: La antigua funeraria 'Los Jardines del Recuerdo', una joya dormida en sus lechos.Patrimonio Arquitectónico de la ciudad se cae en pedazos.
Honestamente no se qué fue aquello que suscitó en mi un sentimiento que, hasta la fecha, no logro descifrar; quizá lo lugubre del lugar mezclado con lo que parece ser su fin.
Para llegar a las escaleras que llevan a la azotea se camina por basura. El ambiente se siente pesado; lo que es compensado cuando subimos a lo más alto del inmueble. Se ve la Barranquilla del centro histórico, la industrial, la del Río Magdalena, y me imagino viviendo en aquella de los 30.
Me imagino caminando hacía el teatro Apolo, ubicado justo a las afueras del barrio, "Fue inaugurado el sábado 28 de junio en 1930 con la primera película parlante y sonora, Las máscara de hierro" puntualiza Johnny.
La construcción del barrio le dio paso a la modernidad de la ciudad que, inspirada en grandes referentes en la arquitectura mundial , fue epicentro de casonas consolidadas hoy en Patrimonio Arquitectónico de la Ciudad.
En el caso del teatro, fue construido con los mismos planos con que se edificó el Teatro Lara en Madrid, así como la casa 'La Perla', último punto de nuestro recorrido inspirado en la casa de Charles Chaplin en Francia.
La tarde brilla de una forma especial, el sol no quema y la brisa apasigua el fogaje.
Según una investigación liderada por la barranquillera Diana Meyer Vengoechea asegura que además de su ubicación, con una altura promedio de 51 metros sobre el nivel del mar y el cuidadoso trazado de las manzanas, orientadas de manera perpendicular a los vientos alisios, “hacen que la sensación de confort térmica mejorara en forma significativa”.
He ahí la razón por la que la mayoría de las fachadas miran al río, y el porqué de los 3 túneles ubicados en el medio de comunicación la Libertad, Confamiliar y Gases del Caribe.
Para terminar el recorrido, le robé unas trinatarias a la familia Blanco, en una casona que se diferencia del resto por su arquitectura Árabe, cargada de mosaicos y azulejos, pintados a manos y traídos de la antigua fábrica de Mensaque en Sevilla España.
Con el pasar de los años, El Prado se ha convertido en una zona llena de oficinas que, cuando el reloj marca las 6pm, se convierte en fantasma.
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