Docente de la Universidad Externado de Colombia
La historia se repite. La crisis energética global que se precipitó con la invasión rusa a Ucrania y la respuesta de los países que integran la Otan, encabezada por EE.UU., guarda mucha similitud con la crisis energética en 1973, la cual tuvo como detonante la guerra del Yom Kipur.
Entonces como hoy se puso en riesgo la seguridad energética y para conjurarla las grandes potencias y las multinacionales petroleras se vieron forzadas las primeras a diversificar su matriz energética y las segundas a diversificar su portafolio de inversiones para no poner todos los huevos en una sola cesta.
En efecto, se integró a la matriz energética el gas natural, que hasta entonces era visto en la industria petrolera como un estorbo y el carbón, que había sido desplazado por el petróleo, ganó participación en la misma. Por su parte las empresas petroleras incursionaron en la extracción y comercialización de gas y carbón.
El Acuerdo de París de carbonizar la economía para enfrentar el Cambio climático dio paso a la Transición energética desde las energías de origen fósil hacia las fuentes no convencionales de energías renovables (Fncer), que pasa por la integración de estas a la matriz energética, por la electrificación de la economía y por la eficiencia energética.
Una vez más, la industria petrolera ha entendido que esta reconversión no tiene reversa y por ello han venido incorporando a su portafolio de inversiones las Fncer, tanto más en cuanto que mientras las líneas de financiamiento para estos proyectos se amplían mientras las de financiamiento de proyectos para los fósiles se restringen vertiginosamente.
Multinacionales como Shell, Repsol, Statoil, Pemex, BP, Petrobras, Total, Gazprom, Chevron y ExxonMobil, entre otras están apostándole con cuantiosas inversiones para promover y desarrollar proyectos basados en Fncer. Ellas han entendido que no les es dable nadar contra la corriente luchando contra esta nueva realidad que terminará por imponerse.
Presionadas por el Acuerdo de París todas ellas están adquiriendo compromisos frente a sus accionistas y frente a la comunidad internacional de reducir su huella de carbono y el impacto de esta industria en el medioambiente y están empeñadas en acelerar su reconversión a las energías renovables.
La estatal Ecopetrol no se ha quedado atrás de esta tendencia a nivel global de la industria y se ha fijado la meta de alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbono hacia el 2050, alineándose con el objetivo que se trazó la COP26. Con tal fin puso en marcha su estrategia Energía que transforma.
Después de 65 años dedicada a la exploración, explotación, transporte, refinación y comercialización de crudos y sus derivados, Ecopetrol inició la transición energética hace unos cinco años y hoy es un grupo de energía integrado, con posiciones en renovables, hidrógeno, infraestructura y electricidad. Ecopetrol ha venido avanzando con paso firme en renovables y espera incorporar 400 MW en su matriz de suministro a 2023.
A la fecha ha incorporado 113 MW de los cuales se destacan los Ecoparques solares de Castilla y San Fernando con 21 y 61 MW respectivamente, y que proveen de energía a uno de los principales campos de producción de crudo, Campo Castilla, y al sistema de transporte de oleoductos en la zona. Se trata de suministrar la energía que demanda su operación a partir de Fncer. Ecopetrol consume 850 MW de energía eléctrica en sus operaciones, equivalente a toda la demanda de un departamento como el Valle o como el Atlántico.
Según el presidente de Ecopetrol, Felipe Bayón, “la transición se observa en el camino que se trazó para ser carbono neutral en 2050, siendo la primera empresa del sector en Latinoamérica en adquirir ese compromiso. En los últimos dos años ya logró reducir 490.000 toneladas de C02. Tres de las empresas del Grupo empresarial son carbono neutral (Cenit, ODL y Bicentenario)”. Los negocios de bajas emisiones representarán entre 30% y 50% del Ebitda del Grupo Ecopetrol en 2040. De allí que en su plan de inversiones 2022-2024, que será por cerca de $70 billones, ya se contempla que casi 20% se destine a la diversificación.
Otra contribución de Ecopetrol para alcanzar la meta de reducir 51% de las emisiones de GEI hacia 2030 a que se comprometió Colombia con la comunidad internacional y para la reducción de la contaminación del medioambiente, especialmente en los centros urbanos, ha sido la mejora de la calidad de los combustibles, a lo cual ha contribuido también la mezcla de los biocombustibles.
Ecopetrol ha cumplido con creces los requerimientos en este sentido, al entregar en sus refinerías gasolina con sólo 13 partes por millón (PPM) de contenido de azufre y diesel con solo 13 PPM. Adicionalmente la gasolina que se expende en las estaciones de servicio contiene 84 octanos, que sube hasta los 88 gracias a la mezcla del 10% de etanol, que para el caso de la extra pasa de 95 y 98 octanos.
Complementariamente, Ecopetrol se ha hecho el propósito de ser agua neutral en 2045 en sus operaciones y en el 2021 alcanzó su meta volante al reutilizar 74% del agua residual. También es digno destacar el esfuerzo que viene haciendo la empresa en el propósito de eliminar el llamado “venteo” en sus campos petroleros, que no es otra cosa que la quema de gas en las teas, que contaminan el medioambiente. En lugar de quemar este gas, ahora en los campos de Chichimene, Apiay y Castilla se aprovechan en la operación de los mismos, lo cual se ha traducido en una reducción de emisiones del orden de las 44.000 toneladas de CO2 anuales.
Además Ecopetrol está a la vanguardia, junto con Promigas, en el propósito de producir hidrógeno verde y azul en el país, con su proyecto en Cartagena en donde cuenta con el primer electrolizador, energético este en el cual proyecta invertir cerca de US$2.500 millones de aquí a 2040, en cumplimiento de la Hoja de ruta del Hidrógeno trazada por el Ministerio de Minas y Energía.
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