Como una invasión, una resistencia, así se siente ver cine al aire libre en la Heroica. Al lado de la bahía, junto a la torre del reloj, en la plaza de la catedral o en el patio del museo historico, espacios cargados de pasados donde la independencia forjó su destino, proyectando cine independiente, afro, indígena, internacional o colombiano se plantaban en la mitad del ambiente rumbero de la Cartagena nocturna, los guiones se mezclan con la música de los bares, quienes se pasean se detienen, los y las cartageneras disfrutan en familia, pareja o amigos una noche diferente.
El Festival Internacional de Cine de Cartagena se tomó nuevamente la ciudad caribeña. La edición 63 trajo nuevos espacios de proyección, como el reducto de la Bahía, donde el aire fresco del mar acompañó a los asistentes y el Museo de Cartagena de Indias, entre otras desiciones creativas que reflejaron la nueva dirección liderada por Ansgar Vogt desde 2023. El enfoque de género, las nuevas tecnologías y una nueva imagen fueron los puntos a destacar de este año.
Entre las expectativas se encontraba la de su imagen oficial, tema que el año pasado provocó una acalorada conversación sobre el uso de la inteligencia artificial, recibiendo las criticas de algunos creadores de la industria.
Julio Lamañana, miembro de la corporación colombiana de documentalistas alados, asiste al festival cada año cubriendo para la Revista La Pesadilla de Nanook, el enfoque documental, para él este año la programación ha estado mas interesante que otros años.
“Hay mucha expectativa en esta edición, la 63 porque estamos espera qué pasa con el nuevo equipo d dirección, a priori siento que la programación es mas interesante que otros años desde mi modestia opinión pero si creo que hay películas interesantes, hay retrospectivas como las de Luis Patiño que me parecen muy interesante, hay películas d Freddy Wiseman que es un documentalista de Estados Unidos, super importante, la oferta no únicamente de cine colombiano sino internacional”
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Cortometrajes y largometrajes Ficción, documental, experimental, animación y otros formatos que empujan las fronteras del lenguaje visual y sonoro. 26 estrenos mundiales, 37 estrenos latinoamericanos y 50 estrenos nacionales de cortometrajes y largometrajes que invitan a descubrir las nuevas voces del cine mundial, fueron proyectados en diferentes puntos de la ciudad amurullada, como también en universidades y sedes en barrios al rededor de la ciudad de Cartagena.
Personajes sintientes y observantes fueron los protagonistas de este año, la ilustración materializados por trazos artesanales de colores que evocan al mar y la tierra donde se desarrolla el festival marcando una identidad territorial que se detiene a observar y escuchar, por medio lo audiovisual experimentar diversas realidades.
Género y nuevos formatos audiovisuales guiaron los talleres, conservatorios, clases y paneles que conformaron la agenda académica. El encuentro de mujeres de la industria llamado “Volver a casa reencontrándonos” desplegó varios espacios de animadoras, directoras, productoras y otros papeles de la industria del cine. Por otro lado “terrenos fértiles” puso en la agenda la diversidad y la relación con los cuerpos en el cine.
“Este año trabajamos de la mano de nuestro director artístico Ansgar Vogt, El llegó co ideas sobre las nuevas miradas y las nuevas generaciones aquí en el festival, el que quiere que cuando una persona venga al festival vea al futuro por esta razón decidimos tener una sección en la academia dedicada únicamente a estas nuevas miradas y estas nuevas propuestas que hay tanto en la narrativa cinematrográfica, como maneras de pensar o cuestiones sobre el genero”
Afirma Maria Fernanda Huigera, Coordinadora de la Agenda Academica FICCI
AFRO E INDIGENA
Las categorías Afro e indígena que el festival ha tenido desde años anteriores, tuvo como invitados a directores y gestores quienes participaron de conservatorios sobre estas miradas, las cuales buscan exponer realidades, identidades, investigaciones y criticas sociales desligadas de formas Europeas, conformadas narrativas locales, comunitarias y de diferentes cosmogonías.
“Hacer cine a veces es una excusa para un montón de otras cosas, incluso pensar sobre esto, sobre cómo nuestros modelos de producción y representación están completamente. Pertenecen a una historia colonial a una historia que tiene sus propios promotores. Yo siento que el cine demarca territorio, en la lucha por derechos territoriales, para los territorios indigenas muchas veces hablamos de demarcación territorial. Yo siento a lo largo de los años que el cine es una forma de demarcar, ayuda en procesos legales, políticos pero simbólicamente cambia la manera en la que ve un territorio, incluso la gente o indígena”
Comentó Ernesto de Carvalho, co director de la película La Transformación de Canuto.
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