Por Karol Daguer
En 1977, la Organización de Naciones Unidas (ONU) proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, con el fin de reconocer a éstas como artífices y partícipes de la historia, y de reconocer su lucha plural por participar en condiciones de igualdad con el hombre en la sociedad.
Este año, el día estará enmarcado en el reciente movimiento global por los derechos, la igualdad y la justicia de género, que ha impulsado marchas, denuncias y campañas mundiales, especialmente en las redes sociales, incluidas las de #MeToo y #TimesUp. Estos movimientos han tenido apoyo en mayor o en menor grado. Pero han sido claves para movilizaciones feministas, en tanto que han visibilizado, de manera constante y sistemática, problemáticas cotidianas de las mujeres en todo el mundo.
Para el 2018, el lema es "Ahora es el momento". La celebración este año presta especial atención a los derechos y luchas de las mujeres rurales por éstas ser más vulnerables a las desigualdades de género que la población urbana, debido a leyes y normas sociales discriminatorias, y a un cambiante panorama económico y tecnológico que las relega.
Fuente: ONU.
¿Cómo vamos las mujeres en el Caribe?
En el Atlántico, con el fin de armonizar sus esfuerzos con las políticas nacionales en género, se creó en 2012 la Secretaria de la Mujer y Equidad de género, con la misión de “garantizar y contribuir a la vida de la población atlanticense la igualdad de derechos y oportunidades a través de la ejecución, seguimiento y control de la política pública por la equidad de género y derechos de las mujeres”.
La Secretaría ha venido desarrollando proyectos en el departamento, que buscan cumplir y continuar con el trabajo por la defensa de los derechos de la mujer. Entre ellos están proyectos de empoderamiento, formación y capacitación; de entrenamientos básicos, productivos y sicológicos; de fortalecimiento de microempresarias, y de sensibilización a la población masculina para la transformación de estereotipos de género.
Además de la institución oficial, hay grupos feministas con gran recorrido en el Atlántico y en el Caribe en estos temas, como la Red Iberoamericana en Ciencias Sociales con Enfoque de Género (RED HILA), de la Universidad Simón Bolívar, la Fundación CEDESOCIAL Barranquilla, la Fundación Matronas, la Red de Mujeres del Caribe Colombiano, y la Asociación en Pro de la Familia (APRODEFA).
No hay duda de que los esfuerzos institucionales por los derechos de la mujer son necesarios. El reconocimiento del papel de éstas en la sociedad y de las problemáticas inherentes al género son el punto de partida para la toma de acciones. Sin embargo, como sociedad estamos lejos de los ideales y compromisos adquiridos. Según la Fiscalía General de la Nación, en el Atlántico entre 2007 y 2014 hubo 49.393 casos de delitos contras mujeres, y solo en Barranquilla 32.277. Esta es una de las razones por las cuales las barranquilleras se unen este 8 de marzo al Paro Internacional de Mujeres.
Si no sorprende el hecho de que hubo un momento en que se tuvo que reconocer a la mujer como parte importante de la historia, como si no fuera esto obvio, sí debe sorprender que aún haya que seguir convenciendo de que hay problemáticas que son inherentes al ser mujer: hay que recordar que el acoso callejero es precisamente acoso, que no está bien que éstas tengan salario menor que el de sus colegas hombres, que el feminicidio es cometido por razón de su género, no es simple homicidio, y por lo tanto debe estar categorizado y penalizado de forma distinta.
Lo anterior es muestra de que históricamente la mujer ha tenido un arduo trabajo de lucha por el reconocimiento de Derechos Humanos Fundamentales, y de que se necesita seguir trabajando rigurosamente en acciones de prevención de violencia de género.
El feminismo tiene la gran tarea de luchar por la igualdad económica, política y social de los sexos: la lucha por la libertad de la mujer. El feminismo es de todos y para todos los géneros. Y teniendo en cuenta la situación actual, es imperativo que las instituciones realicen esfuerzos más significativos para la garantía de estos derechos. En nuestra región se evidencia la necesidad de centros de pensamientos rigurosos y constates en el tema de género. Analizar la situación de la mujer en el Caribe es crucial para la toma de medidas que no sean genéricas y que impacten finalmente en estas falencias.
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